Las “últimas novedades” en anticonceptivos

Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)

En la actualidad, la “prevención de embarazos no deseados” es considerada una de las principales medidas preventivas dentro de un sistema sanitario desarrollado. En 1984 el programa de la OMS (Organización Mundial de la Salud), Sexualidad y Planificación Familiar incluyó entre sus objetivos la planificación familiar para incrementar la calidad de vida de las personas.
Aunque la cifra de embarazos no deseados es muy difícil de cuantificar, los datos existentes sobre interrupción voluntaria del embarazo (IVE), en aumento en los últimos años, indican que en nuestro país ha disminuido.
Así, a modo de ejemplo, basta mencionar que la tasa de abortos en menores de 19 años ha pasado del 4 por mil en 1998 al 10 por mil en el 2010, estimándose unos 18.000 embarazos anuales en este grupo de edad. En general, se calcula que hay un 7 por ciento de mujeres en riesgo de embarazo no deseado.
En los últimos años hemos asistido a un gran número de “novedades en anticoncepción”, sobre todo en anticoncepción hormonal. Estas novedades se concentran en gestágenos, dosis bajas o muy bajas de estrógenos y nuevas formas de administración que facilitan el cumplimiento de la toma por parte de la mujer y en consecuencia una gran efectividad del método.

Anticonceptivos combinados.
Las principales novedades en este campo, además de las nuevas vías de administración (parches anticonceptivos transdérmicos, anillo vaginal), han sido la reducción progresiva de la dosis de estrógenos y la aparición de nuevos gestágenos con un mejor perfil de efectos secundarios y beneficios adicionales (drospirenona).

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Anticonceptivos con progestágenos solo.
Existen cuatro posibilidades de administración: oral, DIU con hormonas, inyectable o implante subdérmico. En algunos países sudamericanos está comercializado un anillo vaginal con gestágenos sólo, para uso en madres lactantes.
Este tipo de anticoncepción está especialmente indicada en caso de existir contraindicación para los estrógenos. Hay menos alteraciones metabólicas, el riesgo cardiovascular es menor y los efectos sobre la coagulación son mínimos, si no ausentes, según los datos disponibles. Debido a que no existe una deprivación hormonal, la respuesta del endometrio es variable e impredecible, pudiendo no haber ciclo identificable, sino un patrón de sangrado errático, con hemorragias muy frecuentes o infrecuentes, e incluso amenorrea, con la consiguiente preocupación por la posibilidad de embarazo. Aunque se ha constatado una menor pérdida de sangre global que en las menstruaciones normales, esta irregularidad es con frecuencia motivo de preocupación y abandono del método (en casi el 25 %).
Está contraindicada de forma absoluta en caso de cáncer de mama, embarazo o sangrado de causa desconocida y de forma relativa (más riesgo que beneficio) en lactancia de menos de 6 semanas, trastorno tromboembólico activo, cardiopatía isquémica, infarto cerebral, migraña con aura y hepatopatías graves (tumor, cirrosis severa, hepatitis aguda).

(*) Especialista en Obstetricida y Ginecología.

 

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