Ya dijimos que las capturas realizadas por las barcas de arrastre suponen el 30 por cien de la venta que se realiza en el año en el puerto y la Lonja de Xàbia. Si las barcas de cerco tienen un horario nocturno, el de las de arrastre también es nocturno en parte y diurno en el momento de la pesca. Su horario comienza hacia las 5 de la mañana para terminar a las 5 de la tarde. Se han de desplazar lejos de la costa, lo que supone tener que navegar durante unas horas y cuando se llega al sitio adecuado, lanzar las redes, el bou, pero esto se realiza cuando el sol ha salido ya.
Para el que no conoce mucho de estas cosas y cuando oye lo de las redes que se lanzan con las puertas y arrastran todo lo que pillan, piensa que hay una sobreexplotación y que pronto el mar dejará de tener peces de tantos como se cogen. El «bou» o arrastre se desliza por los fondos arenosos y atrapan. Pero nuestras barcas de arrastre han hecho una pesca sostenible. El arte de la pesca, en palabras de Amadeo Ros, es ahora más eficiente y ecológico.
Antaño este tipo de pesca se practicaba por parejas: dos barcas que iban en paralelo, movidas por el viento, iban desplazándose a la velocidad que la red y el viento permitían. Las parejas de bueyes sacaban las barcas como muestran los cuadros marineros de Joaquín Sorolla; en Andalucía eran vacas. En los años 50 las barcas se equipan con motores. Hacia los años 60 aparecen las puertas, esas dos grandes piezas -planchas- de hierro que se lanzan al mar y a las que sigue el arte (la red). En un momento determinado las barcas de arrastre se equipan con motores de 2000 caballos y se rompe el equilibrio. Hoy muchos de esos barcos están en desuso y en la actualidad el sector avanza hacia la sostenibilidad del sistema. Se ha reducido la jornada de pesca en tres horas y se emplean aparejos más pequeños, lo que lleva consigo un ahorro de combustible.
En el puerto de Xàbia tienen su espacio siete barcas en la actualidad, si bien el ‘Ricoro II’ es una barca que procede de Valencia. A ellas se añaden en ocasiones alguna barca foránea, en general procedentes de Altea y de Villajoyosa.
Hemos realizado la misma comparación que hicimos con las barcas de cerco, revisando los libros de festes patronals en los que aparecen las barcas y hemos encontrado el siguiente detalle, donde se puede apreciar la desaparición de algunas y la aparición de otras, lo que muestra la evolución de este tipo de pesca: