Este tipo de pesca es el que nos trae cada mañana sardinas, aladroc, boquerón, caballa, alacha, jurel y especies migratorias como bonito, melva. Veremos llegar estas embarcaciones a la bocana del puerto hacia las 8 de la mañana rodeadas de unas cuantas aves que revolotean para ver si ‘pescan’ algo. Los marineros han estado toda la noche en la mar y cuando llegan están inmersos en la tarea de ubicar la pesca según tamaños y especies en las cajas para descargarlas agrupadas.
Algún día he ido con algún nieto o nieta para ver ese trasiego marinero y matutino que se produce junto a la barca, en el momento de descargar el producto extraído de la mar durante la noche. La verdad es que es emocionante ver ese ir y venir de los pescadores, alegres si la noche ha sido buena y entristecidos si ha sido mala.
Reconociendo la curiosidad que despierta el desembarco de la pesca, no es lo más conveniente para los trabajadores la presencia de ‘mirones’ por sentirse observados ni por la posibilidad de un accidente por las interferencias de los dichos mirones con la maquinaria funcionando al unísono. Pero también decimos que uno de los alicientes de los jubilados es la ‘inspección’ de obras, donde hay diez jubilados y uno trabajando sobre un andamio.
Este tipo de pesca presenta unas capturas aleatorias. Lo mismo una noche pescan mucho y a la noche siguiente muy poco, pero –me decía un marinero– que unos días por otros el término medio es beneficioso para el pescador. Y es que el mal tiempo y la luna (la luminosidad en la noche) son variables que influyen mucho en esta pesca. Las noches de luna hay menos pesca. Cuando no hay luna, llevan unas embarcaciones de luz para atraer al pescado que se acerca a los focos luminosos atraídos por la iluminación.
Las embarcaciones de cerco llevan mucha tecnología para detectar los bancos de pescado (sondas, sónar) y actuar en el momento adecuado.
Y ya que hablamos del sónar diremos que esta palabra es un acrónimo que usa las iniciales inglesas de Sound Navigation And Ranging, ‘navegación por sonido’. Es una técnica que usa la propagación del sonido bajo el agua (principalmente) para navegar, comunicarse o detectar objetos sumergidos. Fue Leonardo Da Vinci quien primero vio su utilidad en el año 1490. Se decía que usaba un tubo metido en el agua para detectar barcos, poniendo un oído en su extremo.
En la actualidad la industria pesquera ha buscado sofisticados equipos electrónicos de localización de peces tales como sensores, emisores y sonares. La tecnología acústica es una de las más utilizadas. La explicación de cómo se utiliza esta tecnología es la siguiente: «Las ondas sonoras viajan de forma diferente a través de los peces que por aguas limpias debido a que la vejiga natatoria rellena de aire de éstos tiene una densidad diferente a la del agua marina. Esta diferencia de densidad permite la detección de bancos de peces usando el sonido reflejado».
Pues bien, si seguimos con este tipo de pesca, indicaremos que la jornada comienza a las 8 de la tarde y termina a las 8 del día siguiente. Al llegar se realiza la subasta que comienza a las 8 de la mañana y termina a las 11 de esa misma mañana, siempre que haya mercancía para subastar.
Las barcas de pesca tienen un límite de 300 cajas al día de sardina. Si una noche han pescado mayor cantidad, se suele proporcionar a alguna de las embarcaciones que haya pescado menos, pero nunca se lanza al mar.