ÁNGEL SERRANO ZURITA: Y los sirios desaparecieron

angel_serrano2

Como periodista me siento profundamente avergonzado. No es para menos. Aquellos soñadores valientes que ocuparon primeras planas y reportajes a dos páginas, día sí día también, han desaparecido.

Los sirios ya no sufren, ya no mueren, según los informativos. Y, si el drama sigue ocurriendo, los magazines ya no se esfuerzan en reflejarlo. Para qué, ya no interesa, ya no nos hace ganar lectores, oyentes, televidentes: dinero. A otra cosa mariposa.

Publicidad

Uno reflexiona sobre lo sucedido, sobre el tratamiento periodístico de una de las mayores tragedias de la década. Y a uno le repugna, le asombra.

Hasta el padre del sensacionalismo más extremo, William Random Hearst, se echaría las manos a la cabeza, si la levantara y viera lo efímeras que se vuelven las imágenes de dolor en nuestro contexto de avidez informativa.

El periodismo es una simbiosis entre la búsqueda de un beneficio que permita seguir publicando al día siguiente y el servicio público que haga efectivo el derecho a la información, algo fundamental. Pero se ha olvidado ese componente humano, eso que hace a los periodistas grandes. Lo económico parece ser el único objetivo y cada vez se recurre con más frecuencia al estímulo de los instintos más básicos del ser humano. En vez de aportar, dañamos a la sociedad. Un daño irreparable, no habrá vuelta atrás.

Compañeras, compañeros: tenemos un problema.

(*) Periodista.

Suscríbete al boletín de noticias

Pulsando el botón de suscribirme aceptas nuestras Política de privacidad y Términos del servicio
Publicidad