El próximo 9 d’octubre, la colla de Xirimiters i tabaleters de Xàbia formará a sus integrantes en dos filas formando ángulo recto y acogerán a los premiados este año con el Premi Vila de Xàbia al salir de la Sala Capitular, que así se llamaba el edificio que hoy acoge al Ayuntamiento de Xàbia. Se trata de una acogida musical para contribuir al homenaje que la villa concede a los premiados, y mientras se forman los corrillos, los saludos y los comentarios de unos con otros, sus xirimias y tabalets dan un aire festivo al momento, que es de agradecer. La música en nuestros países mediterráneos es connatural con la fiesta y la alegría. Y si a esta música se añadiera la danza tendríamos un cuadro antiguo de escenografía griega a la que solo faltaría que los premiados hubieran recibido coronas de laurel. Pero esto sería trasladarnos a otras épocas y espacios.
La génesis de la colla está en el año 2008 cuando crean el grupo compuesto de xirimiters y tabaleters. Si nos damos cuenta la conjunción de las sílabas iniciales de los dos grupos instrumentales forman el nombre del grupo al que se le ha añadido el apóstrofo y la /s/.
Cuando oímos a esta colla, lo primero que nos llega es el sonido de la dolçaina. El nombre le viene de la dulzura de su sonido producido por un instrumento al que se asimila a la flauta dulce. Hay una serie de nombres con los que se emparenta este instrumento y que muchas veces se confunden o se utilizan de manera impropia: añafil, flabiol, xirimia… y cuya característica principal es la de estar construida con una madera que tenga sonoridad. Se han hecho análisis para ver cual es la madera con la que este instrumento suena mejor y se ha llegado a la conclusión de que el azufaifo es una de las maderas excepcionales para lograr esa sonoridad. Es el arbusto del ginjoler quien otorga esa musicalidad a la dolçaina. Por cierto que el xirimiter debe tener unos buenos pulmones.
La colla complementa ese instrumento con els tabals que en sus diversas formas acompañan a les xirimies. También el tabalet no debe confundirse con el tambor o caja, ya que es un poco más alto, está construido con madera y una membrana para golpear. Si son de dimensiones mayores se llaman tabal y redoblant.
Dada la doble instrumentación de la colla el aprendizaje se hace en dos sentidos: el de la xirimía se inicia con el flaviol valencià. La percusión con les caixes sordes para pasar luego a los demás instrumentos en cada uno de los grupos. Casi siempre los oiremos desfilando, pero también lo hacen sobre el escenario. Creo que es consustancial con estos instrumentistas el tocar siempre de pie.
Una vez creado el grupo, para lo que formaron ‘La Asociación Cultural de dolçainers i tabaleters de Xàbia’, una de las primeras cosas que hicieron fue el tener un logotipo o anagrama que los definiera. Fue una mujer, Mari Marí Ronda, la que realizó ese diseño, simple pero acertado en el que una ‘dolçaina o xirimia’ colocada de pie junto a un ‘tabalet’ ilustra sus ‘samarretes’ y por la que los reconocemos y los distingue. A Mari Marí la encontraremos siempre con su redoblant marcando el ritmo de la melodía.
La Asociación tiene en la actualidad y casi desde el comienzo una escuela en la que todos los integrantes reciben formación en solfeo gratuitamente. Les pregunto: Y para tocar el tambor o la percusión, ¿también se necesita el solfeo? Sí, es su respuesta, el solfeo es básico. La escuela tiene un profesor de percusión, uno de solfeo y dos de dolçaina. También se proporciona lenguaje musical. Este año la escuela tiene 60 alumnos. Los más pequeños hacen percusión pequeña como los palos o la pandereta, les caixes sordes. Luego pasan a los timbales y a los darbukas, esos tambores que se componen de dos cajas. También els tabals, los tabalots, el bombo o los platillos forman parte de esa percusión que posteriormente acompaña a la xirimía o dolçaina.
En estos momentos la colla está formada por 32 músicos, de los que 10 son percusionistas y 22 dolçainers, que todos tocan la dolçaina en sol. Por sexos, hay aproximadamente un 40% de mujeres y hacia el 60 % de hombres.