(Mi particular homenaje a la mujer en su día)
El próximo día 8 de marzo se celebrará el día de la mujer trabajadora. Cuando esta fecha se celebra, parece que una gran cantidad de mujeres, que en su carnet de identidad figuraba como profesión la de sus labores, no son tenidas en cuenta, ya que también parece que la mujer trabajadora es la que trabaja fuera de casa y la que lo hace en casa, parece que no trabaja. Bien, esto es lo que parece. Pero no siempre lo que parece, es…
Estas reflexiones surgen tras leer algunos trabajos de la filósofa Hannah Arendt que expone en su obra La Condición Humana. Para esta autora hay dos formas de vida. La vita activa y la vita contemplativa; la vita activa se muestra en tres actividades humanas fundamentales: labor, trabajo y acción.
Es en el aspecto de la labor donde quiero incidir, para ver la importancia que tiene esta actividad en la vida ‘activa’ de las mujeres, aunque hoy posiblemente, por aquello de la crisis, ya no tenga esa referencia a las mujeres y también pueda tenerla en los hombres. No creo que cuando al hombre se le preguntaba por su profesión, hubiera alguno que indicara: sus labores, entre otras cosas porque las labores a que se hace referencia cuando se trata de la mujer, son las labores, como también a veces se añadía, ‘propias de su sexo’, otro típico tópico. Son esas labores que hacen que el hogar se construya poco a poco, necesarias para la vida urbana y cotidiana que mantenemos.
Vamos a seguir el pensamiento de Hannah Arendt en esta exposición sobre la labor, ya que ella distingue entre labor y trabajo. Hay un desprecio en algunos preclaros filósofos (Adam Smith, Locke, Marx…) hacia las tareas domésticas, una labor no cualificada que sirve solamente para consumir, una labor que carece del patrón de durabilidad, de productividad.
El vocabulario también corrobora este pensamiento: el latín distingue entre laborare y facere o fabricari, el francés entre trevailler y ouvrer. En estos casos, nos dice Arendt, los equivalentes de labor tienen una inequívoca connotación de experiencias corporales, de fatiga e incomodidad, y en la mayoría de los casos se usan significativamente para indicar los dolores de parto. Por medio de la labor, los hombres producen lo vitalmente necesario para alimentar el proceso de la vida del cuerpo humano. La labor no conduce nunca a un fin mientras dura la vida, es indefinidamente repetitiva, a diferencia del trabajo, cuyo fin llega cuando el objeto está acabado, listo para su uso. La labor, así considerada es altamente improductiva.
Arendt define la labor como la dimensión ligada a la necesidad, al ciclo de repetición de la naturaleza, esto es, la labor produce todo lo necesario para mantener vivo al organismo humano y a la especie. Se caracteriza por no dejar nada tras de sí: sus productos están destinados a ser consumidos y desaparecen casi tan rápidamente como se han producido. De este modo, laborar y consumir no son más que dos etapas del siempre repetitivo ciclo de la vida biológica. Tal dimensión caracteriza una actividad propia; en este caso, la del uniforme y cíclico «animal laborans».
De acuerdo con todo esto que venimos señalando, la labor produce fatiga e incomodidad y es altamente repetitiva. Desde el parto como integrante de la labor, hasta todas las tareas domésticas, repetitivas, monótonas… pertenecen al nivel más bajo de todo, pero en los momentos actuales estamos asistiendo a una glorificación de la labor., cuando destacamos su necesidad y su ser fundamental en la vida.
Sin esas ‘labores’ tan necesarias, ¿Cómo podría crecer el ser humano? Pero también hoy, parece que la apetencia del trabajo impide la aceptación de ‘sus labores’ y parece que quien no trabaja ‘fuera de casa’ no se realiza. Se dejan las tareas de la labor, en manos de los abuelos o de otras personas, porque la labor nos llevaría a cuidar de los hijos y ‘verlos’crecer y proporcionarles cariño y ternura (algo improductivo, pero necesario)…
A las mujeres que habéis visto la felicidad en ‘vuestras’ labores, porque la labor también lleva a la felicidad, dedico este mi pequeño y particular homenaje en vuestro día.