Alguien pudiera pensar ¿qué tienen que ver los archivos con los cementerios?, pero eso cada uno debe hacer sus reflexiones. El archivo contiene documentos del pasado y en el cementerio están los huesos de los hombres del pasado. En este sentido cabría señalar al cementerio como un archivo de personas y así como en el archivo los documentos están situados en anaqueles, en el cementerio los cuerpos están en los nichos.
La semejanza de los archivos con los cementerios es palmaria desde este punto de vista, pero hay otro aspecto que entronca más con la archivística y es la de la historia que prende de sus lápidas. En cada lápida está el resumen de una persona, con la fecha de su nacimiento y la de su muerte y algún rasgo que puede ser de interés.
Dentro de unos años, con todo esto de los correos electrónicos, la correspondencia que hoy se mantiene desaparecerá y también la historia de las personas que se escriben. También en esto los cementerios, con todo eso de la cremación por lo que no hace falta utilizar los nichos, no dejaran constancia en las lápidas de la historia de esa persona. Estamos dejando a la humanidad futura un desierto documental de nuestra época.
Esta reflexión viene a cuento porque me he pasado muchas veces, muchos ratos en el cementerio de Xàbia, como mi amigo Vicente Catalá que también lo ha hecho, tomando notas y fotografías de los nichos y de los datos allí aportados por las lápidas. A veces una lápida da una fecha exacta del fallecimiento y con esa aportación se pueden corregir errores históricos de gran calado. Por ejemplo, Godofredo Cruañes en sus conocidas Efemérides proporciona la fecha del fallecimiento del que fuera diputado de las Cortes españolas en el siglo XIX, José Antonio Bolufer Cruañes. Pues bien, en la lápida del cementerio figuraba otra fecha que en realidad era la correcta, mientras que la proporcionada por Godofredo Cruañes era errónea, esto dicho sin desmerecer la fecunda labor que realizó el que en 1922 fue nombrado director correspondiente de la Academia de Cultura Valenciana y que con sus valiosas aportaciones se tiene una constancia de muchos hechos del pasado. Por cierto que la fecha de Godofredo Cruañes la copia Vicente Ramos y de esta manera contribuye a extender un error.
¿Dónde bebió sus datos Godofredo Cruañes? En dos archivos principalmente: uno el parroquial y otro el municipal, que entonces estaban bastante completos aunque con deficiencias fuertes. También en algún libro de historia, aunque en esos casos los menos.
Digo lo de deficiencias fuertes, porque hay un párrafo de D. Roque Chabás que a mí me ha hecho ‘temblar’. Siempre se piensa que la destrucción de archivos o la infravaloración de los mismos o la desconsideración por sus ‘papeles viejos’ podía ser fruto de turbas enloquecidas o rabiosas, o de un momento de ira colectiva… pero el párrafo de D. Roque escrito en 1886 (El Archivo, 27 de mayo) dice refiriéndose a Xàbia: «También en esta villa se han perdido muchos e interesantes documentos por aquellos mismos que debían conservarlos».
No habla de destrucción, pero si de pérdida mostrando la culpabilidad de quienes debían conservarlos. ¿A quienes se refería D. Roque Chabás? Y esto era en 1886. Se supone que estas personas referenciadas por el canónigo tendrían sus ‘luces’, su poder y su cultura, pero las más diversas circunstancias hicieron que bien por desidia, por desinterés, apatía o cualquier otra causa se deshicieran de los ‘papeles viejos’ porque les molestaban o porque en ellos podían aparecer cosas y datos que no les venían bien. No lo sabemos, pero ahí queda la frase de D. Roque.