Un historiador del clima en Xàbia. José María Fontana Tarrats (II)

juan_bta_codina_basJosé María Fontana Tarrats estudió derecho culminando sus estudios en 1932 en la Universidad de Barcelona, pero su verdadera vocación fue la historia y sobre todo la historia económica. Su mentor fue el eximio economista Román Perpiñá Grau, padre y maestro de toda una generación de economistas españoles como Velarde, Tamames o Fuentes Quintana. En el curso de sus investigaciones sobre historia económica se dio cuenta de la trascendental importancia que tenía el clima y sus fluctuaciones, afectando de lleno a dedicaciones agrarias o ganaderas, y en última instancia, a las instituciones políticas. Va a ser en su obra Los españoles ante el año 2000. Cosmología de España, escrita en 1957, donde sistematiza sus ideas sobre la infraestructura geo-climática española y la interacción hombre-medio.

En esta obra, básica para conocer su pensamiento, expone a lo largo de las 668 paginas sus reflexiones sobre la geografía de España y el influjo del medio, considerado como suma de características fisiográficas, climáticas, económicas y sanitarias en la personalidad del Hombre, en este caso de los españoles. Cuando leemos este texto nos asombramos del acervo cultural de José María Fontana que hunde sus raíces en los presocráticos para explicar la relación entre la vida de la naturaleza y la del espíritu. En este paseo es acompañado por Unamuno, Baroja, Azorín, Antonio Machado… pero donde vamos a encontrar la base de sus posteriores estudios sobre la historia del clima es en las dos partes que ocupan más de la mitad del libro, referidas al medio y a la biosfera hispánica. Un extenso apartado dedicado a Plinio y a Estrabón muestra como la visión de los cosmógrafos antiguos nos lleva a pensar que su perspectiva del clima y del aspecto de la Península durante la época romana no difería mucho de la actual (1957). De ahí su interés por la recopilación de datos sobre aspectos climáticos en la historia de nuestro país. La obra se completa con dos índices: onomástico y temático, donde se puede apreciar la fuerza de esta obra, escrita a mediados del siglo XX con una proyección hacia el XXI.

Con esta idea madre, organizó en 1965 una especie de encuesta a nivel nacional solicitando ayuda y colaboración, y el envío de noticias sobre el clima, centrándose en principio en los siglos dieciséis y diecisiete. Consideraba que con anterioridad a estas fechas las noticias eran muy escasas para poder ofrecer una tendencia general del clima en esos tiempos; a partir del dieciocho eran demasiado abundantes para poderlo abarcar una sola persona. Redactó también cartas solicitando colaboración a historiadores, catedráticos de universidad o de instituto. La respuesta fue masiva, recibiendo importantes colaboraciones de profesores, archiveros –como el de la Catedral de Toledo- y, muy especialmente, de eruditos locales. A todos ellos cita en los prólogos de sus ensayos.

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Entre estas colaboraciones destacó la del meteorólogo mallorquín Jaime Miró Granada, que fue durante muchos años director del Instituto Nacional de Meteorología. Fue su principal colaborador y así lo reconoce en la portada de su primer ensayo «El clima en Baleares. Hoy y ayer. 1450-1700 con la colaboración de Jaime Miró Granada Gelabert y José Juan Vidal. 1974-75». En todos los ensayos reconoce su ayuda y aportaciones.

Al Instituto Nacional de Meteorología entregó la familia el archivo con las numerosas fichas, al año siguiente de la muerte del historiador del clima, en 1985.

Los estudios sobre el clima empezó a escribirlos en 1973 y terminó en 1978. Quedaron en el tintero los últimos dos ensayos que iban a ser sobre la cornisa cantábrica –Asturias y el país vasco – y Aragón y Navarra, que irían en un mismo libro.

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