El problema de la crisis se centra en la falta de dinero para comprar bienes, servicios, ocio y todo aquello que, ni más ni menos, se consigue con dinero.
Las fábricas no producen porque nadie compra, los obreros no producen, no cobran y por tanto no compran.
Se cierra así un círculo llamado vicioso, la pescadilla que se muerde la cola que debemos cortar por algún sitio.
Si por un momento nos olvidásemos de la economía mundial y las clases de esta asignatura que alguna vez hemos recibido, para proponer un disparate, tal vez y… sólo tal vez, conseguiríamos estabilizar y mejorar la situación en la que nos ha metido esta crisis.
Imaginemos que la Fábrica de Moneda y Timbre emite algo así como la cantidad necesaria de dinero para que los ciudadanos puedan salir a gastarlo con cierta alegría, ir al cine, a cenar, bailar, comprar coches, pisos, juguetes, comida, electrodomésticos…
Sumamos que quienes antes de la crisis ya no podían darse ciertos gustos, ahora sí.
Esto generaría el movimiento continuo ideal, el empleado tiene dinero para ir a comprar, las fabricas deberán producir para atender la nueva demanda, esa producción se vende y genera el dinero para pagar a los empleados, rehabilitar a los parados que cobrarán ahora un sueldo y saldrán a la calle a comprar.
Hemos creado, en nuestra fantasía, un nuevo círculo de compra y venta que genera empleo y beneficios.
Cualquiera que sepa algo de economía comprenderá que, en esta fantasía, hemos iniciado un proceso de inflación que seguramente dejaría a un país fuera de la zona Euro y del consorcio europeo, pero… tal vez y… sólo tal vez, lo convertiría en un país «rico» de puertas hacia adentro.
Ya no sería una potencia ante el resto del mundo, su moneda estaría muy devaluada con respecto a las internacionales, pero seguramente, aún así, podría afrontar su deuda externa ya que generaría riqueza también a las arcas del Estado ya que todos podrían pagar sus impuestos además de la recaudación directa de los sumados a los precios de todo lo comprable.
De nada nos sirve tener una moneda fuerte para beneficiarnos en referencia al extranjero si no podemos ir ni comprar en el extranjero por falta de ese dinero tan fuerte.
Algunas veces, ideas muy sencillas dan solución a problemas muy complejos.
Los americanos invirtieron millones de dólares buscando, sin conseguirlo, un bolígrafo que escribiese en la ingravidez del espacio, los rusos usaron lápices corrientes.
Tal vez y… sólo tal vez… no deja de ser una fantasía.