Hace unos pocos días el principal candidato a las elecciones presidenciales de México, Enrique Pena Nieto, fue incapaz de nombrar «los tres libros que más habían influido en su vida.
Nada menos que en una reunión de prensa en la Feria del Libro de Guadalajara (México), delante del público y las cámaras de televisión.
Hombre, si lo hubiese dicho en privado, aún…
El caso es que este señor es sólo una pequeña muestra de la realidad que vivimos, estoy seguro, porque lo sé, y muchos de los que seguramente lean estas líneas saben que lo sé, son demasiados los políticos que no serían capaces de dar tres títulos de libros, su autor y una breve sinopsis de su contenido.
Kiko Matamoros hizo el ejercicio de ir a la Universidad de Periodismo de Madrid micrófono en mano preguntando cosas elementales en la cultura universitaria y más si de periodismo se trata.
Nadie supo contestar correctamente cuales eran los nombres de los ministros actuales.
Ahora bien, seamos serios y preguntémonos para qué sirve el conocimiento de esas cosas si no vamos a resolver nada con ello.
¿Cuál es el drama si un periodista publica que Francisco Leire Blanco es ministro de educación? Total… pocos serán los que puedan detectar el error…si es que lo hay.
¿Cuál es la importancia de saber trigonometría si lo que necesitamos son puestos de trabajo?
Los grandes monstruos multinacionales llenos de beneficios anuales, bancos, fábricas, laboratorios químicos, tienen en sus plantillas personal altamente cualificado, he conocido la casa de muchos de ellos donde los libros brillaban por su ausencia.
Si damos por válido que los resultados son los que cuentan, habrá que rendirse ante la evidencia, y aceptar por buena la respuesta de una estudiante de periodismo que dijo a Kilo que ella no estaba estudiando para hacer periodismo político.
Debemos aceptar la era de la especialización, que tan bien se lleva con la globalización y comprender que para ser presidente de un país no hace falta leer, sino escribir libros de historia, nuestra historia.