Signos de alerta de la enfermedad del Parkinson

Nota de Prensa

Los trastornos del sueño, la fatiga o el deterioro cognitivo son algunos de los avisos que da el cuerpo

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Cada 11 de abril se conmemora el Día Mundial del Parkinson, una fecha que sirve como espacio de reflexión y concienciación sobre una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes en el mundo. Desde el ámbito de la neurología, esta jornada representa una oportunidad para profundizar en el conocimiento de esta patología compleja, cuyo impacto va mucho más allá de los síntomas visibles.

La Dra. Carolina Guillén, neuróloga del Hospital HLA San Carlos de Denia, detalla que: “la enfermedad el Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente al sistema nervioso central. Se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas dopaminérgicas localizadas en la sustancia negra del cerebro, una región clave en la regulación del movimiento. Esta pérdida de dopamina es la responsable de los síntomas clásicos que suelen asociarse a la enfermedad: desde los temblores en reposo, la rigidez muscular, la lentitud en los movimientos y la inestabilidad postural”.

“Sin embargo, la visión neurológica del Parkinson ha evolucionado considerablemente en los últimos años. Actualmente, se reconoce que los síntomas no motores, como los trastornos del sueño, la depresión, la ansiedad, la fatiga, la disfunción gastrointestinal o incluso el deterioro cognitivo, son tan relevantes como los motores y, en muchos casos, pueden aparecer años antes de que el diagnóstico sea evidente. Esta dimensión “invisible” del Parkinson exige una atención clínica más amplia y especializada”, explica la especialista.

El diagnóstico de la enfermedad sigue siendo en su mayoría, clínico. El neurólogo se basa en la observación de los síntomas, la evolución del cuadro y la exclusión de otros trastornos. Aunque existen estudios de neuroimagen que pueden apoyar a su diagnóstico, como el SPECT cerebral con DaTSCAN, aunque la certeza absoluta aún escapa a las pruebas actuales. Es por ello por lo que los esfuerzos de la neurología moderna se centran en encontrar biomarcadores fiables que permitan detectar la enfermedad en sus fases más tempranas.  

En cuanto al tratamiento, por el momento no existe una cura definitiva, pero si múltiples estrategias que buscan mejorar la calidad de vida de los pacientes. Algunos de ellos son el uso de medicamentos y otros moduladores dopaminérgicos fundamentales para el control de los síntomas. Además, en casos concretos, la estimulación cerebral profunda ha demostrado ser altamente eficaz. Pero, más allá de la farmacología y la tecnología, el enfoque neurológico actual insiste en la importancia de una atención multidisciplinar, donde tanto fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, neurospsicólogos y logopedas trabajen en conjunto para abordar todos los aspectos de la enfermedad.

El Día Mundial del Parkinson es un día para que, los profesionales de la neurología renuevan su compromiso con la ciencia, la atención integral y la empatía hacía los pacientes que padecen esta enfermedad. Visibilizar esta enfermedad es una forma de seguir impulsando la investigación y descubrimiento de una cura definitiva.

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