En los setenta se decía que la enseñanza en España estaba muy atrasada respecto a muchos países más o menos desarrollados, obviamente, la excusa era el antiguo régimen.
Algo que se notaba en la calle, más que en las aulas, era la escasa cultura general de los bachilleres y universitarios, los que más sabían confundían Sydney, Canberra, Ciudad del Cabo y Melbourne sin poder definir cuál era la capital de Australia y la de Sudáfrica.
Lo malo es que cuarenta años después, siguen las confusiones.
Preguntados unos jóvenes que habían pasado unos días en el Barrio Rojo de Ámsterdam, si eso quedaba en Bélgica, Holanda o Alemania, no supieron la respuesta correcta, muy a pesar de haber estado allí.
Cientos de ejemplos como estos podrían llenar docenas de páginas.
No es que los jóvenes no estudien, es que no se les enseña.
No aprenden a usar los cubiertos en una mesa, lo lamentable es que ni los mayores cuidan esos detalles elementales de educación, por lo que los jóvenes no tienen de quienes aprender.
Jóvenes y mayores ya no saben para qué sirve dejar a la dama caminar del lado de la pared al ir por una acera, o por qué subir escaleras ella delante y bajar detrás del caballero.
O por qué extraña razón los aseos de lugares públicos se distribuyen de modo que la puerta de los hombres esté después de la de las mujeres.
Los profesores ya no son respetados por sus alumnos, tal vez tantos derechos del alumno sean una excelente excusa para que así la razón sea que el sistema tiene la culpa… nada personal, por supuesto.
La realidad parece que pasa porque los profesores ya aprendieron mal o poco lo que ahora enseñan mal y poco.
Desde ese punto de vista, la enseñanza se va deteriorando, el aprendizaje se deteriora y el resultado es lo que hoy nos sorprende, unas tasas de fracaso escolar que dan pánico, una falta de conocimientos generales que dan pena.
El resultado es lamentable, desidia, falta total de interés por el conocimiento, sólo se piensa en los resultados económicos de las posibles salidas de las distintas profesiones o carreras.
La medida no es saber más por la satisfacción de que así sea sino por el dinero que pueda ganarse según las oposiciones o posibles puestos de trabajo que para peor de males… tampoco los hay.