Otra forma de ver la política

Guillermo_Ares_Opinion

Los votantes eligen una lista de la que sólo conocen a un par de nombres, en poblaciones pequeñas todos nos conocemos, el resultado es más o menos el mismo, o se vota sin saber o pensando que se sabe, pero la realidad es que… no se sabe.

Porque cuando los candidatos y atas juran sus cargos creen que se les está entregando la pulserita de la barra libre, una licencia para matar, matar ideas, ideales, ilusiones, proyectos, confianza y tantas otras cosas que los votantes depositaron en la urna junto a esa papeleta.

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En realidad, el votante no sabe la papeleta que se le viene encima.

Durante cuatro años estos licenciados en barra libre, cambian leyes, nombres de calles, la sanidad, los sueldos y pensiones según sus antojos o como ovejitas bajando la cabeza y comiendo caca a las órdenes de los de arriba.

Es cuando el ciudadano se da cuenta, algunos, que los que ha votado no hacen lo prometido y mucho menos lo esperado, pongamos un ejemplo gráfico y clarificador:

Imaginemos que le pedimos a un arquitecto que nos haga una casa en una parcela que hemos comprado, aceptamos su presupuesto y a los obreros que él propone.

Poco a poco vemos cómo la casa de nuestros sueños se va levantando con la cocina delante cuando la queríamos detrás, las habitaciones abajo cuando las propusimos arriba y así una lista de despropósitos y cambios que van generando nuevos gastos además de un cambio importante en la calidad de los materiales que son mucho peores que los presupuestados aunque los costes sean los mismos o mayores, mientras vemos cómo el arquitecto y su equipo de obra se va enriqueciendo sin que sepamos cómo, usan nuestro coche, nuestra moto y se duchan en nuestra casa anterior mientras esperamos la nueva.

La política no autoriza a nadie a cambiarlo todo en cuatro años, la política es para que se gestione un país según se ha previsto y si surgen novedades, habrá que consultar antes de tomar decisiones.

Tampoco autoriza a nadie a quedarse con dineros de todos, mucho menos repartirlo entre los del «club».

No se debería permitir tener varios cargos y mucho menos varios sueldos, ninguna posibilidad de enriquecerse, así sólo irían a la política quienes verdaderamente tuviesen vocación por gobernar un estado en Estado de Derecho, o sea, la tan desconocida Democracia que claramente nuestro amigo arquitecto y sus obreros se han tomado para el churro levantando una casa que no queremos, que sólo sirve para que ellos se forren con salarios astronómicos y chanchullos de amiguismos, una casa que a causa de esa mala construcción se está cayendo a pedazos convirtiéndose en escombros y la vergüenza del barrio.

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