Ocho pasos para dormir bien

INÉS ROIG (*)

Una tercera parte de la vida nos la pasamos tumbados intentando descansar para levantarnos al día siguiente como nuevos, pero demasiadas personas no lo consiguen.
 Hay algunos factores que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño, pero no a todo el mundo le influyen de la misma manera.
 1. Sin luz. Es esencial para regular el sistema hormonal que la luz esté a oscuras. Cuando disminuye la luminosidad, se segrega más melatonina (también conocida como la hormona del sueño) que induce al estado de relajamiento y somnolencia.
 2. Comida y bebida. Los expertos recomiendan cenar al menos 90 minutos antes de ir a dormir, una comida que no provoque una digestión pesada. También se aconseja no acostarse con hambre, no ayuda al descanso. Es bueno cenar alimentos que cumplan la doble condición de ligeros y ricos en triptófano, aminoácido asociado a la producción de melatonina. Evitar los dulces y las bebidas excitantes como refrescos de cola, café y té.
 3. Contaminación electromagnética y tecnologías. Mirar la tele antes de dormir o la pantalla del ordenador, tener el móvil cargándose en la cabecera de la cama u otros aparatos que precisen un transformador, puede producir alteraciones.
 4. El mito de las ocho horas. Los expertos no se ponen de acuerdo y aseguran que depende de cada persona y, por supuesto, de la edad. Si se quiere un referente, para los bebés la cantidad de tiempo que necesitan dormir se sitúa entre las 16 y 18 horas; para niños de 2 a 6 años, 12 horas; de 6 a 14 años, entre 9 y 10 horas; a partir de los 15 años, de 7 a 8 horas.
 5. Horarios. Lo mejor es dormir las horas que sean pero seguidas. Despertarse por la noche es una pérdida de tiempo y un síntoma seguro del estrés acumulado durante el día.
 6. Actividad. Hacer ejercicio de forma regular es bueno, pero no antes de acostarse (excepto los ejercicios de relajamiento). Idealmente el ejercicio se debería realizar a media tarde. Es cuando más se ve beneficiado por el ciclo natural del sistema hormonal, que pone al cuerpo en condiciones de sacar un mayor provecho al ejercicio. Además puede convertirse en un buen desestresante tras el trabajo.
 7. El colchón. Sin duda el colchón es importante, y no menos importante es su mantenimiento. El colchón debería cambiarse cada diez años. Para mantenerlo en condiciones:
 – ¿Qué hacer? Ventilarlo cada día. Es mejor esperar entre 5 y 10 minutos (con la ventana abierta si es posible) antes de hacer la cama. Dar la vuelta al colchón al menos cuatro veces al año. Aspirar la superficie, si es posible cada dos semanas, así se garantiza que al menos parte de los ácaros y partículas acumuladas salgan. Pasados los diez años, las condiciones de firmeza e higiene originales habrán cambiado y no solo no prestará su función correctamente, sino que podría ser perjudicial para la salud.
 – ¿Qué no hacer? No es conveniente limpiar el colchón en seco ni empapar las tapicerías del equipo de distancia. Tampoco es recomendable el uso de elementos químicos que puedan dañar la superficie. La vieja practica de golpear el colchón para que suelte el polvo no es recomendable para los equipos actuales. Nunca doblar ni plegar un colchón.
 8. Materiales naturales. Se recomienda usar colchones que estén hechos de productos naturales, destacando la crin de caballo, el algodón, el lino y la lana.
 Ahora queda lo más importante: acostarse y repasar lo que se ha hecho durante el día, como espectador de una película. Se duerme casi seguro.

(*) Farmacéutica

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