Javier Pinto no defrauda en su primer concierto de la Santíssima Sang como director de la Agrupació Artística Musical Dénia
La Banda de Dénia no deja de sorprendernos. Lo hace especialmente en dos ocasiones, en el concierto de Santa Cecilia y en el de la Santíssima Sang, que se celebra durante la semana de fiestas. El domingo actuaba ante un público fiel y entregado, como siempre, dirigida ahora por Javier Pinto, músico, director y compositor criado en la casa. Asumía la responsabilidad de conducir la Agrupación Artística Musical de Dénia en una de las actuaciones principales del año. Su antecesor, Frank de Vuyst, había dejado el listón muy alto después de muchos grandes conciertos de Festa Major. El reto, por lo tanto, era grande. Arriba del escenario, más de setenta músicos recrearon los manantiales del Olimpo en una gran actuación. El resultado fue el de prueba superada, y con nota, en una calurosa noche de verano.

La obra central del concierto de la Santíssima Sang, una magnífica pieza descriptiva sobre la mitología griega del compositor Óscar Navarro, no era precisamente una de esas composiciones conocidas o de tonada fácil que el espectador poco dado a apuestas más arriesgadas aplaude sin más. El Olimpo de los Dioses se estructura en diez movimientos que representan a los doce dioses griegos. En esta ocasión, el actor Tomàs Mestre -encarnación de Zeus, el rey del Olimpo- daba entrada a cada uno de los movimientos y de las deidades.

Junto con las palabras de Mestre -a partir de un texto escrito por Joan Nave- un gran trueno hacía de hilo conductor de la obra. Hubo movimientos especialmente brillantes, como el dedicado a Poseidón; otros apoteósicos, como el del rey y la reina del Olimpo, la diosa Hera, que cerraba esta aventura mitológica. La música recreó también a Hermes, Artemisa, Hades, Deméter, Hefesto, Apolo, Afrodita, Ares y Atenea. Doce dioses para una noche de magia y color, con juegos de luz y de humo y la introducción de algunos instrumentos poco habituales en una banda.


Pero eso no fue todo. El concierto arrancaba con Maido, un conocido pasodoble de José Rafael Pascual Vilaplana, muy aplaudido por un público siempre agradecido con las piezas clásicas del repertorio bandístico. Como colofón, en el bis, My way, el tema popularizado por Frank Sinatra del que se han hecho muchas versiones. La de domingo, alrededor de la media noche, fue como la guinda del pastel. Como dicen, bien acaba lo que bien empieza.

