INÉS ROIG (*)
El aspecto de los personajes que se han sometido a operaciones estéticas de dudoso resultado, podría conducir a conclusiones precipitadas, como considerar que este tipo de cirugía no les sienta bien a ellos, a los hombres. O que, en todo caso, les sienta peor que a las mujeres.
La respuesta de los profesionales del sector es unánime. No es que a ellos les sienten mejor o peor los arreglos estéticos, porque no se trata de una cuestión de sexo, sino de cómo se usa la cirugía. En ambos casos las técnicas son básicamente las mismas aunque los hombres tienen ciertas peculiaridades que obligan a cambiar algunos aspectos de las intervenciones, como son las cicatrices del lifting facial para que se puedan adaptar a la barba masculina.
El porcentaje de hombres que se somete a intervenciones quirúrgicas aún es muy bajo, en comparación con las mujeres (no llega al 10%), aunque el interés de ellos por la estética se ha visto incrementado en los últimos años y la tendencia continúa al alza. Las intervenciones sientan igual a hombres que a mujeres, lo que sucede es que las que se hacen ellas son las más solicitadas, y por tanto se ven más.
Ellos comienzan a plantearse en serio esta posibilidad a partir de los 35 años y hasta los 55, mientras que ellas suelen hacerlo un poco antes y se distribuyen sobre todo en dos grupos, las pacientes de entre 20 y 30 años y las que se preocupan por mejorar su aspecto por esta vía a partir de los 45 años.
Los hombres que comienzan pronto, sobre los 20 años, casi siempre optan por corrección de tabique nasal y de las orejas. Llegados los 30 solicitan implantes capilares y a partir de los 50 llega la corrección de los párpados mientras que a los 60 se suele hacer necesaria la del cuello por la papada o el exceso de grasa. El exceso de volumen en los pechos del varón es otra de las operaciones con más demanda entre los varones a partir de los 50 años.
Estas son las solicitudes y las inquietudes estéticas más comunes pero ¿qué queda bien y que no?
El resultado depende de muchos factores pero, sobre todo, de los tejidos que trataremos y de la configuración anatómica del paciente. En la actualidad, llegar a “desastres estéticos” no es habitual, se han conseguido grandes avances que permiten resultados muy naturales, como en el caso de la calvicie con los injertos capilares. Los casos complicados son aquellos en que el paciente desea mejorar el aspecto de su musculatura, y se utilizan para ello prótesis de silicona en las pantorrillas o en los pectorales; la respuesta hoy en día, aún dista de ser perfecta.
Decidirse por algún tratamiento de estética cada vez es algo más natural para los hombres, y cuando se deciden lo hacen de forma irreversible. Una de las diferencias más contundentes entre hombres y mujeres es que, ellos, además de tener muy claros sus propósitos, cuando ya han pasado por quirófano no suelen ser reincidentes sino que se conforman con los resultados obtenidos.
Los especialistas ven que la tendencia en el hombre es cuidarse más, no solo en su aspecto físico deportista sino también por su aspecto joven, queriendo eliminar aquellos signos que aparecen con el paso de los años. Pero además, también se da mucha demanda para equilibrar matrimonios o parejas con marcada diferencia de edad. En estos casos, ellos intentan aparentar menos diferencia operándose para tener un aspecto más acorde con su mujer. ¿Más razones para un retoque? La competencia en el ámbito laboral es una de las exigencias que puede ser determinante. La necesidad de tener “buena presencia” también es un factor destacado para explicar el aumento de las cirugías faciales, así como el hecho de que hoy se vivan muchos más años, hace que uno quiera tener un aspecto más cuidado.
(*) Farmacéutica