Dr. V. PALAZUELOS BERTÓ (*)
La sociedad actual en la que vivimos se halla, más que nunca, influenciada por personas de otros, hábitos y costumbres, lo que está ocasionando por un lado un enriquecimiento de nuestra civilización, pero que a la vez lleva un riesgo no solo para nuestra forma de ser o de actuar sino que en ocasiones para nuestra salud, pues llevados de la mejor intención, al venir de una sociedad diferente, con medios y costumbres también diferentes se puede provocar un choque de remedios que pueden generar situaciones de alto riesgo para nuestra salud, indudablemente, ese riesgo dependerá de la situación o en que fase de desarrollo patológico nos encontremos.
Sin entrar en la importancia e incidencia de la hipertensión arterial y otras patologías asociadas o no a la misma, tomo como referencia esta, toda vez que se calcula una incidencia de la misma en nuestro país de más de 10 millones de personas que la padecen. Es frecuente que esta enfermedad por o porque su evolución se puede acompañar de otras alteraciones que precisan tratamiento, de lo que existe clara constancia pues se han generado multitud de informes, comunicaciones etc.
Como cardiólogo (médico), sí quiero comentar, algunas de las preguntas más frecuentes, que habitualmente nos realizan los pacientes en relación con lo que podríamos denominar hábitos de vida. Por eso y con permiso del Sr. Director, me voy a intentar referir a las llamas “plantas medicinales” de uso muy frecuente en nuestra región y realizarlo de la forma más elemental, e informativa, basándome en parte, en el Catálogo de Plantas Medicinales del Colegio Farmacéutico de España, publicada en 2010. Entre paréntesis indicamos, algunas de las otras denominaciones con que se conocen, aunque en cada lugar, suelen tener su propio nombre.
1º: Plantas de efecto diurético.
Estas plantas suelen estar contraindicadas o no son recomendables, por sus efectos en patologías cardiacas o renales graves, entre otros motivos porque puede interaccionar con los diuréticos, que ya de por sí toman este tipo de pacientes.
Las más comunes serían:
Abedul, aceb, acede, Anís, Arenaria roja (cascabelera), cardo corredor, cerezas, diente de león, enebro, espárrago, estevia, grama de las boticas, grosella negro, hierba de la piedra, higo chumbo, judía, apio de la montaña, maíz, mijo del sol, menta del gato, ortígate de java (té de riñón), perejil, sauco y zarzaparrilla.
2º: Plantas que actúan sobre la coagulación sanguínea
La hipertensión sabemos que cuando plantea los problemas más graves es con la edad, lo cual asociado a otros factores de riesgo, hace que la presencia de arritmias, principalmente de fibrilación auricular, obliga a tratamiento con anticoagulantes (sintrom), para prevenir el riesgo de embolias (cerebrales). Vamos a indicar, cuales creemos que pueden producir mayor riesgo su ingesta por potenciación o por anulación del efecto terapéutico.
Ajo (altera la coagulación e incluso la función tiroidea, ¡ojo!), alfalfa (no solo la anticoagulación sino el efecto de otros medicamentos de uso común: digoxina, teofilina, tamoxifeno). Angélica (tang kuei), berro, cardo mariano, ginkgo, ginseng, sello de oro (hidrastis), hierba de San Juan (hipérico), hongos de sauce, hongos de abeto negro, jengibre (shen jiang), lapacho morado (infrecuente), hongo reishl reis (ling-zhi), manzanilla (efecto ligero), matricaria, trébol rel (mellota), hierba de San José (milenrama), hierba de San Felipe (hierba pastel, añil (pan-lank); papaya, piña, salvia (tan-shen), sauce blanco, shiitake (xiangling), trébol rojo, tremela (bai-mur) barba de cabra (ulmaria), viburno.
3º: Plantas que pueden provocar o facilitar la aparición de arritmias.
Como hemos indicado en el apartado anterior, la patología cardiovascular, siempre es multifactorial, con alteraciones tanto en el corazón como en el organismo. El mecanismo de acción en multitud de ocasiones es anulando o inhibiendo la acción del fármaco.
Alfalfa; algarrobo; aloe; malvavisco (altea); anís; caña fístula (casia); cardo mariano; musgo de Irlanda (carragen); cáscara sagrada; ginseng siberiano (eleuterococo), espino blanco (majuelo; espino albar); Sangredo (frangula, arraclan); fresno; ginseng; glucomanano; goma guar; guaraná; mate; nuez de cola; regali (zhi gan cao); ricino; ruibarbo; sen; té.
Estos son los efectos que hemos considerado más importantes a nivel cardiovascular, ni que decir tiene que muchos, y más plantas, pueden ejercer efectos secundarios sobre el Sistema Nervioso Central y periférico, pulmón, riñón, aparato digestivo, tiroides etc., provocar alteraciones en el uso de otros medicamentos como antibióticos, anticonceptivos, sidenafilo etc., provocar hipoglucemias o hiper, alteraciones electrolíticas, depresiones etc., etc.
Conclusión: Si usted padece una enfermedad crónica o aguda, consulte siempre a su médico de atención primaria (cabecera), pues con las cosas aparentemente más inocentes, (hierbas “medicinales”) se pueden provocar complicaciones que pueden llegar a ser críticas.
(*) Médico especialista en Cardiología y Medicina Interna.