La comarca recupera la normalidad tras el apagón

Las ciudades y pueblos de la comarca vuelve a su ritmo normal después de verse afectados por el apagón del lunes, que se prolongó durante once horas. Empresas, oficinas, tiendas, bares y restaurantes y centros de enseñanza han abierto sus puertas. En la calle se han repetido escenas habituales como las de la gente revisando sus mensajes de móvil o hablando por teléfono. Y en las conversaciones el tema del día ha girado en torno a la jornada histórica del Día de Sant Vicent, con anécdotas y comentarios sobre lo sucedido.

        Aún se arrastran algunas incidencias de poco calado. Desde Aqualia se informa de que los problemas con el suministro de agua en Les Rotes se deben a una bajada puntual de la presión derivada del apagón. Pero está en vías de solución. Hay incidencias también en el alumbrado público, informa el Ayuntamiento.

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El apagón del sistema eléctrico, producido sobre las 12.30 horas de este lunes, trastocó la jornada laboral de miles de personas en empresas, oficinas, hostelería y establecimientos comerciales. Y causó incidencias: gente atrapada en ascensores o en garajes, enfermos que no podían utilizar sus aparatos para respirar o tuvieron problemas para acceder a sus domicilios.

        No hubo servicio de internet ni de telefonía móvil por falta de luz. Para informarse la única opción era la radio a pilas. Dejó de estar operativo el TRAM de Alicante así como los cajeros automáticos de los bancos.

        Las consecuencias más importantes del apagón fueron las económicas. Numerosas tiendas decidieron cerrar por la tarde, aunque hay algunas siguieron con sus actividades con la ayuda de generadores de luz. Y, como suele ocurrir en este tipo de circunstancias, las grandes superficies se han llenaron de personas en busca de víveres, agua y productos de primera necesidad porque nadie sabía cuánto iba a durar el apagón.

Pese a la preocupación general, las terrazas de los establecimientos hosteleros registraron buena ocupación, aunque a partir de media tarde muchos bares y restaurantes fueron cerrando. Las comidas se limitaron a tapas frías y por tanto no se sirvieron ni menús del día ni café o influsiones.

Todo esto ocurría el día de San Vicent, sin actividad de los centros académicos y en algunos casos semifestivo para muchos trabajadores. Hubo cierto descontrol: como los semáforos dejaron de funcionar, se produjeron colas en las grandes avenidas, como la de Alicante. El apagón, que ha sido calificado de histórico porque nadie recuerda algo igual en España, hubiera tenido peores consecuencias si hubiera coincidido en un día laborable al uso o hubiera tenido una mayor duración.

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