Fina Doménech canta a su padre (I)

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Hace unas fechas se presentó el libro de poemas Callado Canto salido de la pluma y verso de Fina Doménech Bisquert. Es un libro o poemario escrito como homenaje a su padre y que lleva un prólogo del escritor de literatura de viajes Javier Reverte (no confundir con Arturo Pérez-Reverte) editado por Ediciones Vitrubio de Madrid.

Pero vayamos por parte para conocer algunos detalles de la autora y de la obra que se presentó en Xàbia el día 15 de junio en la Casa de la Cultura.

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¿Quién es la autora? Se trata de Fina Doménech, hija del que fuera alcalde de Jávea entre 4 de febrero de 1971 y 4 de septiembre de 1974, años de los últimos estertores del franquismo y por ello de convivencia difícil, en ocasiones, ante la incertidumbre de un futuro que no se vislumbraba con claridad. En este sentido sería interesante hacer un análisis de la obra y proyección de los alcaldes del periodo que va de 1939 hasta 1975 que aun no está hecho para deshacer mitos y conocer realidades.

Fina Doménech nació en una familia constituida por Ángel, Rosa y sus tres hermanos siendo ella la segunda: Ángel, y tras ella José Luis y Vicente. Si el padre Ángel Doménech fue presidente fundador de la Cruz Roja de Jávea, ahora su hijo José Luis, hermano de Fina, ejerce la dirección de dicha institución.

Fina se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Alicante terminando con 24 años la licenciatura. A los pocos meses de culminar los estudios universitarios falleció su padre. La conexión de Fina con su padre era primordial por cuanto recibía estímulos para seguir una carrera literaria que con el tiempo se ha hecho realidad. En su mente se acumulan los recuerdos de aquella etapa en que el padre, expertísimo mecanógrafo por cuanto su trabajo en la Notaría de Jávea le llevaba a tener que transcribir múltiples documentos, escrituras, testamentos… le ayudaba pasándole algunos trabajos a máquina ‘olivetti’ y, percibiendo la calidad literaria de la hija, le aconsejaba. Esta relación hacía que entre Ángel y Fina aparecieran conversaciones que para una adolescente son necesarias en un momento clave del crecimiento y un dialogo productivo del que surgiría esta mujer que tiene una madurez y una profunda vida interna. ¿Qué padre no desearía tener ciertas confidencias con sus hijos sin dejar de ser padre, pero con atisbos de amistad? En esos momentos, de los que Fina hubiera querido fuesen más continuados e intensos, destaca aquel en que Ángel, su padre, le dijo: «me gustaría contarte cosas para que tú las escribieras» aunque a continuación revisaba sus palabras: «no sé si será buena idea porque a ver si puedo molestar a alguien…».

Fina trabajó en los comienzos de su vida profesional activa en una inmobiliaria, también pasó por una notaría. Pero pensemos que Fina era licenciada en filología hispánica y que esto le daba cierto poder a la hora de escribir. Almela y Vives trabajó en sus comienzos en una Notaría; Blasco Ibáñez que estudió derecho, hizo sus primeros alegatos en un despacho de abogados con tintes novelescos y de suspense ¿quién conservara esos escritos procesales?; porque estos comienzos marcan una vida. Pero Fina no se quedó ahí. En 1995 en llamada para dar clases de lengua y literatura en un Instituto de Valencia. Luego vendrían Denia, Xàbia, hasta que en el 2005 obtiene plaza por oposición y tiene su destino en Teulada.

Conozco varios docentes que a pesar de ser profesores de lengua y literatura no escriben. Conociendo la teoría deberían hacerlo, pero no lo hacen. Fina no sólo escribe sino que además escribe poesía que tiene una dificultad incrementada.

He aquí una primera aproximación a esta dama que ha publicado en Madrid, en una colección de verso que compagina el clásico con el moderno. Pero de ello hablaremos otro día.

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