El señor del arpón

Guillermo_Ares_Opinion

Estaba yo paseando por la orilla del mar cuando casi tropiezo con un señor que jugaba con sus dos hijos a un raro juego de manos.

Estiraban de un arpón, de esos que parecen una pistola de caño largo con una flecha de 4 ó 5 puntas, lindísimo juguete.

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Me detuve unos pasos más adelante con la idea de observar en qué consistía el juego, que no resultó ser más que los preliminares a una salida corta para mojar el arpón.

Unos pocos pasos más masticando aquella imagen empezaron a rondar por mis recuerdos el tiro en el pie de los cazadores y otros sucesos parecidos que de un modo u otro están debidamente legislados en un intento de evitar accidentes que lamentar.

Curiosamente a unos escasos diez pasos de este señor del arpón, había una torre vigía de la Cruz Roja en la que lucía gallardo un joven socorrista con prismáticos y un walkie de gran alcance.

Me acerqué a consultarle si la pesca con arpón es un deporte permitido y, en todo caso, bajo qué condiciones.

Parece ser que ya se había repetido la escena durante días anteriores porque el joven socorrista dijo haber comentado el tema del arpón con el resultado de «se puede entrar en el agua con el arpón descargado y pescar más allá de las boyas que limitan el espacio para bañistas».

Y así se quedó el tema.

Las normativas dicen que para salir al mar con un arpón hay que cumplir una serie de requisitos que no sabemos quién se ocupa de vigilar su cumplimiento, la Cruz Roja evidentemente no.

Licencia de pesca, distancias concretas, boya de señalización son algunas de las condiciones que nadie se ocupó de controlar en el señor del arpón de mi paseo por la playa.

Si alguien tiene afán de investigar, la normativa podrá encontrarla en la Orden de 26 de febrero de 1999 ( B.O.E. 3.3.99).

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