INÉS ROIG (*)
Pensar que hay que ponerse la misma protección solar para disfrutar de una mañana de playa en el mes de agosto que para acudir a la oficina en una fría mañana de diciembre puede parecer exagerado.
¿Es tan perjudicial el sol como nos dicen, incluso en los meses de frío? Si, lo es. Obviamente, la intensidad del sol no es la misma en verano que en invierno, y la protección que usemos debe acomodarse a la situación concreta y al caso de cada persona.
En verano, la radiación solar recorre un trayecto más corto para llegar a la superficie de la tierra. En invierno, las circunstancias cambian y la protección debe adecuarse a ellas. La intensidad solar no es la misma ni las horas de sol tampoco, pero los posibles daños son reales.
Es recomendable protegerse en función de las circunstancias particulares, dependiendo de los hábitos de cada persona. Si se trata de alguien que trabaja al aire libre o que pasea mucho, no debería prescindir del factor 50, porque, al final del día, habrá estado muchas horas expuesto a la luz del sol. Pero si la mayor parte de la jornada la desarrolla en una oficina, con un factor 20 será suficiente. También hay que tener en cuenta el fototipo de piel, porque no es lo mismo proteger las pieles blanquísimas que las muy morenas.
Los filtros físicos o inorgánicos reflejan la luz y funcionan como una pantalla sobre la piel. Son el óxido de zinc, el dióxido de titanio… Los químicos u orgánicos absorben la radiación y son los idóneos para esta época, ya que son más fluidos y fáciles de extender que los físicos, que dejan una sensación de máscara cuando los aplicamos.
Hay que tener en cuenta que:
– La protección solar es imprescindible. La intensidad del sol en invierno no es la misma pero también puede quemar.
– Las quemaduras reiteradas son una de las causas más directas del cáncer de piel.
– En invierno, los filtros solares químicos son los más adecuados para protegernos.
– Si la actividad diaria es al aire libre, hay que usar una protección 50. Si se pasa la mayor parte del día en interiores, es suficiente la aplicación de un factor 20.
– Las protecciones no se suman: una hidratante con un SPF 15 y un maquillaje con SPF 20, no hacen una protección equivalente a un SPF 35. Siempre prevalece la mayor.
– Lo ideal es no superponer capas y capas de productos, sino encontrar uno solo que reúna todas las condiciones: protector solar, activos hidratantes o de tratamiento, y que nos dé color.
Como conclusión podemos decir que aunque ya sabemos que en estos meses el sol brilla por su ausencia, pero sigue siendo dañino. Protegerse es imprescindible.
(*) Farmacéutica