El preservativo femenino

Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)

Los métodos anticonceptivos de barrera femeninos han recibido una valoración menor en comparación con la píldora o el DIU, debido a la pobre eficacia que consigue y a los inconvenientes de su uso, que hace que tengan una baja aceptación y que pocas mujeres lo utilicen como método anticonceptivo de elección de forma regular, sin embargo la mayor incidencia de enfermedades de transmisión sexual y del SIDA lo ha vuelto a poner de máxima actualidad, debiendo utilizarse de manera correcta y de forma persistente para alcanzar la eficacia deseada. Puede utilizarse como método único o como complemento a otros más eficaces para prevenir las infecciones vaginales como ya hemos comentado.
También conocido como bolsa intravaginal, representa un aspecto innovador en los últimos años. Ofrece fundamentalmente tres ventajas: el desplazamiento hacia la mujer del control sobre el uso del condón, la disminución de los fallos de su uso debido a que no se tiene que colocar en el momento de excitación, puesto que permite su colocación hasta una hora antes del coito y la protección de los genitales externos, pues su cobertura se extiende a esa zona.
Esencialmente se trata de una vaina de material similar al masculino, más grueso en general, que cubre toda la longitud de la vagina, y que presenta un área de extensión sobre los genitales externos. Suelen tener un anillo en el exterior y otro en el interior para que quede bien colocado y no se movilice durante la relación sexual.
Se comercializa en varios países europeos con el nombre de Femidom R. Suele llevar un sistema para que quede fijado al fondo de la vagina y otro para quedar adherido a la zona de los genitales externos de la mujer.
La información científica disponible apunta a un nivel de seguridad comparable al del condón masculino y sobre la utilización del mismo en el mundo indican que más de la mitad de las mujeres que lo utilizan abandonan su utilización debido en general a que el condón femenino se puede desplazar hacia dentro de la vagina, ruidos molestos durante el coito, dificultades en su colocación, alto precio y la gran visibilidad de su parte externa una vez colocado.
En general debemos esperar a que se generalice su uso y que hay una mayor experiencia  y popularización del método. Sin duda, muchos aspectos con relación a ser aceptado su uso y la eficacia del mismo mejorarán con el uso continuado por parte de las mujeres.

(*) Especialista en Obstetricida y Ginecología.

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