Cientos de túnicas, acompañadas por tambores y cornetas, hacen de la subida al Calvario el acto más emblemático.
Los aromas de la flor de azahar, que embriagan con toda su intensidad cuando la Pascua cae alta, le dan un valor añadido a la comitiva devocional que, apenas al romper el día, sale de la capilla del patrón de Pego para emprender el camino del Calvario el Viernes Santo.

La procesión hacia la ermita de San Joaquín ha estado ambientada por el colorido solemne de las túnicas marrones de la cofradía de la Oración en el Huerto, precedida por la “Creu dels trastos” —como es conocida popularmente entre los pegolinos la de las insignias—, seguida por las túnicas blancas y azules de la cofradía de La Columna, las rojas de la del Ecce-Homo, las amarillas de la de Jesús Medinaceli como escolta de la imagen que representa a Cristo con las manos atadas, las plateadas de La Piedad, las negras del Cristo de la Providencia, las moradas de la de Jesús Nazareno, las blancas y verdes de la Verónica, y las blancas y negras de la Virgen de los Dolores —estas tres últimas también con sus respectivas tallas engalanadas con flores sobre los hombros de los portadores—.

Todo esto, acompañado por el repique de tambores y timbales y los toques de cornetas y cornetines, compone la estampa más representativa de la Semana Santa pegolina, que devoción y tradición reproducen año tras año para evocar una de las costumbres más arraigadas en el municipio, y que la convierten en la más participativa de la Marina Alta con actos como los traslados, las procesiones y las liturgias. Rituales que, además del numeroso capital humano que movilizan, congregan a cientos de visitantes en un casco histórico engalanado para la ocasión con los estandartes en balcones y ventanas que muestran los escudos de las nueve cofradías que integran la Junta Central, cuyos emblemas tienen su réplica aumentada en el balcón del Ayuntamiento, con lo que se reivindica oficialmente el legado antropológico que encarna esta manifestación religiosa, la cual cuenta con un lugar propio en el costumbrario local.