Los razonamientos basados en la economía fueron los siguientes: «Alicante, gracias al movimiento comercial que le ha procurado la línea férrea (ya tenía conexión con Madrid) ha conquistado un puesto importante en el mercado europeo, que Valencia mira con un poco de celos y Cartagena, puerto esencialmente militar no podrá nunca disfrutarle, pues el comercio es hijo de la libertad, incompatible con todo lo que sea régimen militar».
De esta forma Alicante defendía la línea que lo uniera con Murcia directamente. El Gobierno unía en unas capitales con otras en su plan, pero se había olvidado aplicar esta idea en el caso de esta provincia.
En su defensa continúa diciendo «El transporte de los productos de la huerta que baña el Segura, debe servir de guía natural e infalible para conocer las tendencias y necesidades del país. Más de cinco mil toneladas de productos recorren el valle del Segura y de ellas van treinta mil a Alicante, treinta mil a Murcia, veinticinco mil a Torrevieja y quince mil a Novelda para seguir por el ferrocarril para el interior y Madrid. Crevillente, por su parte, manda a Alicante las siete décimas partes de sus importantes productos, para embarcarlos y repartirlos por todo el mundo. ¿No sería sostener un absurdo obligar a todos estos productos a dar un rodeo por Novelda y recorrer treinta y un kilómetros más de ferrocarril pudiendo venir directamente a su punto de embarque?»,
La comisión pone en duda la rentabilidad y necesidad de la estación de Novelda una vez se construya la línea Madrid a Murcia, pues los productos de Orihuela irán por esa línea a Madrid en menos tiempo y por menos dinero. Los viajeros que pasaban por Novelda sostenían cinco diligencias a Murcia y según estadísticas eran las 15/20 partes de Madrid; las 3/20 de Alicante; las 2/20 de varios. Con ello se volvía a decir que una vez hecha la línea Murcia a Madrid, Novelda no era tan importante.
«La comisión no puede considerar fundada ni acertada la clasificación que se hace en el ante-proyecto de darle carácter de línea de costa a la que desde Valencia sigue hasta la Venta de la Encina, y baja desde este punto a Novelda, porque deja al medio día toda la provincia de Alicante y parte de la de Valencia, no siendo cierto como se supone en el ante-proyecto que continúa sin gran desviación en su dirección, porque por el contrario la desviación es inmensa.
La comisión, por lo mismo, cree que en el ante-proyecto debe comprenderse una línea que partiendo de Valencia, atraviese todo el territorio llamado La Marina, tocando por el mayor número de pueblos, ricos todos y de gran importancia, a fin de dar salida y poner en movimiento sus grandes producciones que hoy se hallan estancadas y sin circulación por la falta de vías de comunicación, y después, continuándose esta línea desde Alicante, directamente a Murcia, por Elche, Catral, Dolores, Almoradí y Orihuela con un ramal a Torrevieja, en la forma que están actualmente practicando los estudios por la empresa concesionaria de Verdier y Gallego».
Estos párrafos nos señalan la fuerza de los argumentos utilizados por la Comisión que estudió el plan y lo presentó al resto de diputados provinciales para su debate. Concluían «de este modo la provincia de Alicante, que hoy no puede decirse que tiene caminos de hierro, porque solo cuenta con el de esta capital a Venta de la Encina, estaría atendida con lo menos que en este servicio puede apetecer proyectándoles y construyéndose cuando fuese posible una línea general que podría llamarse verdaderamente de costa, y partiendo de Valencia pasase por la Marina y continuase desde esta capital directamente a Murcia, en la forma indicada.» ¿Qué sucedió luego? Lo diremos más adelante.