Educación del/la adolescente (4)

GLORIA MARTÍ (*)

Con la información ofrecida en los anteriores artículos, quiero que quede bien claro que la adolescencia es esa edad en la que todos solemos jurar que seremos distintos a nuestros padres, para acabar con el tiempo pareciéndonos y acercándonos absolutamente a ellos… esa edad en la que podréis reconoceros en estas frases, u otras parecidas:
 – Miente respecto al colegio o no asiste a clases.
 – Deja la habitación hecha un desastre.
 – Quiere volver más tarde.
 – Tiene una actitud agresiva. Incluso amenaza o insulta.
 – No hace más que ver la tele, Internet, PS…
 – No ayuda en casa.
 – Siempre quiere estar solo/a.
 – Sé que bebe o fuma.
 – Está siempre en bares y discotecas.
 – Exige continuamente cosas caras, de marca y tiene rabietas si no lo consigue…
 – Quiere vestirse de la forma más rara del mundo.
 – Está apático/a, parece no importarle nada…
 Bien, pues todos estos problemas, siempre que no se desborden como ya hemos visto, forman parte de su evolución, de su crisis de oposición, que como toda crisis es madurativa y cuya ausencia es patológica.
 Es decir, es básica la rebelión contra la familia, puesto que ésta tiene que ser negada para que el adolescente llegue a la madurez real. Por eso una hiper-autoridad paterna, que aplasta sistemáticamente todo intento de afirmación del adolescente, o por el contrario, la superprotección y el exceso de permisividad, hacen que el adolescente no sepa a que atenerse y pueda por tanto complicarse su crisis hasta hacerse patológica y necesaria de tratamiento…
 Para que esto no suceda es importante tener grandes dosis de amor, de paciencia, de comprensión y de recuerdos… Quizás es por esto por lo que los padres no suelen comprender a sus hijos en esta edad, no se acuerdan. Creo que lo importante es volver la vista atrás y recordar… no está tan lejos, sólo hay que recordar las riñas con los padres por la hora de llegada, las amenazas de cortar el teléfono (que en la actualidad puede ser desconectarlos de Internet), los suspensos, los novios, las copas de más, la responsabilidad de menos, el egoísmo de creer que el mundo era nuestro y que todo debería estar a nuestra disposición…
 Volver la vista atrás y recordarnos a nosotros mismos, como nos sentíamos, la incertidumbre ante el futuro, el no saber bien quienes éramos, ni qué íbamos a ser, el cuestionar todos los valores de nuestros padres… Es sólo un ejercicio de memoria… no queda tan lejos… sólo hay que intentarlo.
 Suerte.

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(*) Psicóloga.

 

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