¿Dónde están las cartas?

“El silencio y el olvido solo se pueden combatir con investigación y difusión”

(Rosa Seser)

“¿Cuantísimas cartas se escribieron desde Dénia al frente y desde el frente a Dénia?”. Y desde las prisiones, y desde el exilio… “¿Dónde están las cartas?”. Era la reflexión que hacía en voz alta la archivera municipal, Rosa Seser, para destacar el papel fundamental que tienen los documentos que puedan conservar las familias sobre un tiempo, el de la guerra civil y la represión franquista, que todavía hoy está lleno de silencios. Lo hacía en el marco de las jornadas de memoria democrática que organiza el Ayuntamiento de Dénia y aprovechando la proyección de un documental sobre los republicanos internados en el campo de concentración francés de Septfonds. Fueron 42 exiliados desaparecidos en la historia porque su existencia, muy entrado el siglo XXI, era desconocida incluso por sus familiares.

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La archivera de Dénia hace un llamamiento a las familias para que colaboren con la donación de documentos personales que llenen el vacío de un tiempo marcado por silencios

Resulta sobrecogedor y sorprende aún que, casi noventa años después de que se acabara la guerra y cerca de 50 desde que se murió el dictador, continúa apareciendo información nueva sobre ese periodo de la historia. Se conoce la información oficial, “muy burocrática y llena de vacíos”, explicaba Seser, y la mejor manera de rellenarlos es con documentos privados, como por ejemplo fotografías, cartas o los mismos testimonios orales. El gran problema es el tiempo. La mayoría de los testigos directos -personas que estuvieron en el frente, sufrieron la represión o el exilio o simplemente vivieron la guerra, así como sus familiares de primer grado- han muerto. Los hijos posiblemente no dan importancia a los recuerdos que guardaban y lo más probable es que desaparezcan. Para reconstruir un tiempo histórico marcado por el silencio y el miedo, advertía Seser, “no nos queda mucho de tiempos”. Y, como bien añadía, “lo que no se conoce no existe”.

Rosa Seser insistió en que los archivos son el el mejor lugar para custodiar la documentación.

Desde el Archivo Municipal de Dénia se han hecho muchos esfuerzos para reconstruir esa historia, como por ejemplo los testigos orales recogidos desde la entidad por Josep Ahuir y Pep Bertomeu entre los años 2005 y 2007 o el libro sobre la guerra civil en Dénia, publicado en 2018. Fundamentales han sido también los estudios y la tesis doctoral de la historiadora Teresa Ballester sobre la segunda República y la guerra civil, un trabajo pionero allá por el año 1995.

Las conmemoraciones y los cumpleaños han servido para remover voluntades. Fruto de ellos son muchas donaciones de fotografías y documentos, como por ejemplo los aportados por las familias Bertomeu, Ortega, Sentí, Roselló, Cardona o de Manuel Usano, médico de un batallón integrado por dianenses, el Batallón Juan Marco. También se han conocidos documentos conservados en Suecia, gracias al trabajo de Alan Swan y su libro sobre ‘El Hogar Sueco’de acogida a niños republicanos.

Batallón Juan Marco. Fotografía donada por la Familia de Juan Bertomeu.

Ahora bien, la represión de guerra es a estas alturas la parte más difícil de documentar, aseguraba Seser, y sería importante conseguir donaciones que aportaron nueva información. A veces, esta se encuentra en los documentos u objetos que menos podríamos imaginar y es trabajo de los archiveros y profesionales de los archivos descubrirla. Las cartas, por ejemplo, hablan de la vida privada, de sentimientos, pero también de la vida de Dénia y de lo que le pasa a quién las escribe. Pueden ser historias de vida, del sindicalista, del que va al frente, poemas que denuncian situaciones, imágenes de las milicias, de la represión, de los trabajos forzados… Incluso los sobres y los sellos constituyen un material interesante que puede aportar información. De ahí la importancia de custodiar en los archivos lo que todavía se conserva en las casas. “Los documentos son testigos clave”, decía la archivera, “y en el archivo, los documentos privados se convierten en patrimonio con interés público y universal”.

Rosa Seser invitó a los dianenses a conocer los archivos y su papel, importantísimo a veces para conseguir cobrar por servicios prestados (caso de los carabineros o los cargos de la República, por ejemplo), para conocer los años cotizados según el tiempo de prisión (se sabía el año de salida pero no el de entrada) o para dar difusión a lo que ocurrió (la digitalización ha facilitado el acceso a los juicios sumarísimos y a la causa general, punto de partida para reconstruir los hechos).

Carnet de milicias del médico Manuel Usano.

Afirmaba la archivera que “somos referente de historia mal contada” y daba un consejo a los familiares de las personas que han guardado algo en casa relacionada con ese tiempo de silencios: “antes de venderla, abrid los cajones”.

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