El día que hice esta foto estaba de buen humor y dije a las fotografiadas: ‘Dentro de 50 años llevaré esta foto a un medio periodístico y la publicarán como foto antigua’. Una salvedad hay que hacer a esta aseveración mía: que dentro de 50 años yo viva y que halla medios periodísticos que publiquen fotos antiguas.
La fotografía está hecha el día 2 de agosto de este año en el ermitorio de la Virgen de los Ángeles de Xàbia. Pero la afirmación anterior combinada con la redacción del título de esta colaboración me ha hecho reflexionar sobre esto de las fotografías.
Nadie sabe como fue la guerra de la Independencia porque no había fotógrafos. Posiblemente dentro de unos años nadie sabrá sobre nosotros porque las muchísimas fotos que hacemos en cámaras digitales estarán en el ordenador ‘caduco’ o con un programa que no las resucita.
Hace unos años escribí con un amigo un libro y quisimos poner fotografías de toda la etapa de que trataba el libro: entre 1969 y 1994. Pues bien, había muchas fotos de los cuatro o cinco primeros años: hasta 1974… y después nos fue imposible encontrar fotos de los años 1975 a 1980 y posteriormente a esa fecha las volvimos a tener. ¿Qué había ocurrido? La aparición del vídeo. Esos años no se hicieron fotos casi porque se hicieron muchos vídeos.
Ahora tenemos las cámaras digitales. Pero las fotografías las volcamos en el ordenador que en un momento puede hacer ‘caput’. Con nuestras máquinas antiguas íbamos a la casa de fotografía con el carrete y decíamos ‘revele estas fotos’. Hoy, si acaso, iremos con la cámara digital o el lápiz (USB) y diremos ‘imprímame estas fotos’. ¿Cuál es la diferencia entre el revelado y la impresión?
Alguien me dice que en el ordenador o en el disco duro se pueden conservar mucho tiempo. Puede ser si el ordenador dura, pero a lo mejor el programa que las ‘abre’ sufre transformaciones y no puede abrirlas. Yo tengo textos escritos en el año 1995 y ningún programa actual me los abre y si lo hace me cambia los acentos, los signos…
Así que mi aseveración es que nuestras cámaras digitales no nos aseguran la vida de nuestras fotos y sólo, creo, podremos conservar la ‘instantánea’ si la imprimimos y esto lo debe hacer una impresora de buena calidad y que tenga buenas tintas. Las impresoras caseras no son muy fiables.
Después de todo lo dicho, no os preocupéis por vuestra efigie en la foto, porque dentro de cincuenta años seguirá tan viva como hoy, y ¿sabéis por qué?, porque se ha publicado en este periódico y entonces, con ir a la hemeroteca y pedir este ejemplar podréis contemplaros como hoy. Esta foto no ha sido ‘revelada’ ni ‘impresa’ sino publicada en un periódico que, es previsible, tenga larga vida siempre que el papel la tenga, porque también los papeles de hoy día son muy perecederos, pero esto es agua de otro cántaro.
Espero que dentro de 50 años podamos hablar de estas cosas porque eso será una buena señal.