Cosas de la mar de Xàbia (III): El puerto, el atún rojo y las barcas de cerco o trainyas

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Cada año el libro de Festes Patronals de la Mare de Déu de Loreto publica al final de las colaboraciones literarias unas fotografías de las barcas de pesca. Es curiosa esta serie de fotografías porque miradas al cabo del tiempo, año a año, nos ofrecen una información inmejorable sobre el estado y situación de nuestra flota pesquera. Si esta serie la estudiáramos año a año, nos daría una perspectiva visual de la evolución de esta flota. De cómo unos barcos son sustituidos por otros, de cómo hay nuevos barcos o de cómo desaparecen del panorama pesquero.

Si viéramos una fotografía antigua, todo el espejo del agua del puerto, el espacio entre las dos escolleras, era ocupado por las embarcaciones pesqueras. En la actualidad este espejo lo comparte la flota denominada náutico-deportiva y la estrictamente pesquera con una delimitación clara. En algunas ocasiones en la zona pesquera encontramos algunos barcos foráneos, que precisaremos en estos trabajos.

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Y ya que hemos hablado del espejo del agua, también hablaremos de una peculiaridad de nuestro puerto. El puerto de Xàbia es puerto autorizado a la descarga del atún rojo, aunque actualmente no se descarga por el modo de captura. ¿Cuál es el motivo? Hay grandes cerqueros de la zona de Cataluña (siete) y franceses que en los meses de mayo y junio acuden a las costas de alrededor de las islas donde los capturan y automáticamente los meten en grandes jaulas que desde ese momento se convierten en piscifactorías pues desde las embarcaciones alimentan a los atunes que hay en las jaulas y muy lentamente para no estresar a los atunes que terminarían golpeándose con las paredes de la jaula y matándose, se desplazan hasta Ametlla de Mar (Balfegó) o a Cartagena (Fuentes) y allí siguen madurando hasta alcanzar tamaño y peso apropiados para su comercialización. Ese traslado es muy lento, de unos dos kilómetros a la hora, para evitar que las jaulas zarandeen a los atunes y que estos con los roces puedan matarse. Al pescarlos para meterlos en las jaulas deben pesar unos 30 kilos. Los de menor peso se devuelven al mar.

Hay una norma establecida y es la de que el pescado inmaduro no se comercializa.

La importancia de su producción hay que estudiarla viendo las capturas y su repercusión económica. En el año 2011 la venta del producto cogido a la mar supuso una cantidad cercana a los 6.100.000 euros, de los que el 55% provienen de las capturas de cerco; el 30 % de las de arrastre y el 15% de las artesanales o artes menores.

Si estudiamos las fotografías de los barcos que aparecen en festes patronals de la Mare de Déu de Loreto, en una primera aproximación, vamos a distinguir tres grupos de barcos: los de arrastre, los de trainya o de cerco, y los de trasmall o pesca artesanal o también artes menores.

En 2012 hay cuatro embarcaciones de cerco, a las que se añade una de Dénia: ‘Pepita y Anita’ porque en Dénia no existe esta modalidad de pesca. Hemos comparado las fotografías de los años 1999, 2005 y 2012. Este es el resultado en el caso de las barcas de cerco o trainyas.

codina

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