A la luna de Valencia: El pastelero

RodolfoMartiA los pocos años de la inauguración del Hospital La Fe, el que está en la Avenida de Campanar para que no haya confusiones, se destapó el llamado «caso del pastelero». El Servicio de Hematología tenía una sección llamada «Banco de sangre», donde se extraía y guardaba la sangre que se utilizaba para las trasfusiones. Al frente del mismo estaba un personaje, con una gran capacidad organizativa y sobre de una gran capacidad de atracción, lo que hizo que el banco de sangre no tuviese en ningún momento carencia de productos sanguíneos para trasfundir.

El problema surge cuando alguien va al banco a hacerse una extracción y ve al jefe del mismo. «¿Pero tu no eres Pepe?» (pongamos por caso que se llamara así). Sorpresa en el aludido, que reconoce a un paisano de su pueblo, que añade, «¿Te has dejado la pastelería?». La gente que rodea al jefe, se mira sorprendida, sobre todo al ver el azoramiento del mismo.

La dirección del centro hospitalario abre una investigación y se descubre que el diploma que le consagraba como especialista en trasfusiones es una fotocopia trucada, que el currículo es falso y que no está colegiado. El individuo sale por la puerta falsa, sin que haya denuncia, ni se actúe de oficio. El jefe del servicio no es expedientado, el director, hombre riguroso y capacitado hasta tal punto que puso en marcha un hospital tan monstruoso, no fue cesado. El Director del entonces INP fue ¡ascendido!. Y como dijo el clásico, «fuese y no hubo nada».

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En pocos días se ha sabido que una eurodiputada, que en su ficha en la web del Parlamento Europeo constaba que era licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, cuando en otras fichas y webs constaba como que «tenía estudios en Derecho y Ciencias Políticas», faltándole dos asignaturas para acabar la carrera. La mencionada atribuyó a un error en la traducción, habiendo ya cambiado el error.

Un ex diputado y actualmente, alto cargo en un ministerio, se le atribuyó ser, primero, licenciado en Medicina y Cirugía durante tres legislaturas y al acceder a su actual puesto, se dice de él que es «médico y experto en gestión sanitaria» y cuando se descubre este pastel, se dice que «tiene formación universitaria en Medicina por la Universidad de Valladolid». Parece ser que se atribuye todo a «un error técnico, un fallo de coordinación o de comunicación», el cambio de estudios y titulación.

Nadie comprueba las titulaciones de sus señorías, como ocurrió con el pastelero. Tampoco nadie ha sido responsabilizado de los datos falsos de ambos currículos y de los que puede haber, pues como dice un veterano diputado: «Uno puede poner que es Premio Nobel de Medicina. Nadie se ocupa de comprobarlo. Se presume la veracidad». Hasta que te tropiezas de bruces con el tendero de la esquina de tu pueblo y te pregunta por los pasteles…

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