El ministro inglés de Energía Chris Huhnen ha dimitido ante el anuncio de la Fiscalía británica que iba a ser procesado por ocultar una infracción de tráfico (iba a más velocidad de la permitida) y haberle pedido a su esposa que se inculpase de esa infracción y aceptase la pérdida de puntos. Esta infracción ha sido ocultada desde el 2003.
El ministro del Tesoro británico David Laws también dimitió por un escándalo sobre dietas parlamentarias, que no se especifica si iban o no en sobres.
Como ustedes saben, aquí pasan las cosas de otra manera. Hay varios gestores políticos (concejales, alcaldes, directores generales, etc.) que están imputados por irregularidades en su gestión, que ya han dicho que no piensan dimitir, que las urnas, es decir la ciudadanía, ya sabían lo que les esperaba en los juzgados y les votaron masivamente en las elecciones siguientes. Pero aquí no dimite nadie.
Ahora hay una causa judicial que destapa una presunta evasión de capitales, unos 22 millones de nada, en la que los imputados no dimiten ni se espera que lo hagan. Desde el momento en que ese dato se descubre, empiezan a volar sobres, se supone que rellenos, con dietas para representantes electos, que se supone que ya deben cobrar su sueldo y otros emolumentos para gastos de bolsillo. Ese dinero ¿de donde procede? Misterio.
Según los analistas políticos las elecciones están lejos, por lo que esta recomendación se olvidará tan pronto como los brotes verdes empiecen a aflorar, en forma de creación de empleo, atención a los enfermos crónicos o de enfermedades graves, cuidados a los dependientes, posibilidad de que los universitarios puedan elegir la carrera o profesión derivada de los estudios adecuados sean la que quieren y no aquella con la que sea posible encontrar un empleo, etc.
La recomendación es la siguiente: cuando tengan que votar asegúrense que no votan a los que quieren que las urnas los absuelvan aunque su conducta sea reprochable. Tampoco estaría de más que se propusiera y aprobara una ley electoral en la que contemplaran las listas abiertas, posibilidad de revocar al candidato electo, nuevas circunscripciones electorales, exigencia legal y penal de cumplimiento del programa electoral, que debía registrarse junto con la candidatura. Es decir, pura utopía.