El ciclo de conferencias sobre la guerra del 36 se cierra mañana con una nueva visita guiada
Dénia fue objetivo de las bombas del bando nacional durante la guerra. Sus fábricas de juguetes reconvertidas en fábricas de armamento y el puerto hacían de ella un blanco deseable. De las bombas que cayeron y de la construcción de los refugios para la protección de la población hablará mañana domingo el arqueólogo Toni Vergel en la última de las conferencias sobre del ciclo La Defensa en Temps de Guerra. Será más bien una visita guiada que arrancará en la Plaça del Consell y finalizará en el puerto, donde el director del Servicio Municipal de Arqueología, Josep A. Gisbert, ahondará en la transformación que sufrió este último a consecuencia de los bombardeos. Allí, frente al Museu de la Mar, los participantes podrán apreciar a través de varias fotografías tomadas durante la República y después de la guerra algunos de los cambios sustanciales que ha sufrido la fachada marítima, muchos de ellos propiciados en buena parte por las bombas.
El de mañana será un nuevo paseo por la memoria que pondrá fin al programa de difusión iniciado a mediados de septiembre dentro de un proyecto más amplio sobre la República y la Guerra Civil, financiado por la Conselleria de Participación, Transparencia, CoopCooperación y Calidad Democrática. La iniciativa ha tenido muy buena aceptación y, pese al carácter limitado de los grupos, en todos los casos se ha reunido a entre 35 y 50 personas. Como en las demás actividades, se precisa inscripción previa en el Museo Etnológico o al teléfono 966420260.
A través de las conferencias y visitas guiadas se ha dado difusión a las huellas arquitectónicas que dejó la guerra, se ha analizado la situación en que quedó el patrimonio tras la contienda bélica y se ha puesto de manifiesto la importancia del material fotográfico para reconstruir la historia. Josep A. Gisbert ha insistido en este último aspecto, ya que la memoria gráfica de los años de la República y la guerra es muy escasa.
Precisamente, su intervención de mañana se amparará en reproducciones de imágenes tomadas antes de la República y después de la Guerra del 36, en la década de los 40. En ellas aparecen el puerto y la explanada y la comparación entre unas y otras permite observar cómo una parte de las infraestructuras portuarias, como los almacenes y las lonjas, desaparecieron.
De la mano de Toni Vergel, los participantes recorrerán algunas de las calles más importantes de la ciudad y recalarán en el lugar donde estuvo uno de los refugios más recordados, además del túnel del castillo, claro está. Se trata de una construcción en forma de pirámide que estuvo situada entre el conocido como Magatzem dels Anglesos (de la Cooperativa Wholesale Society) y la fábrica de juguetes de Sauquillo, en lo que es ahora la calle Pintor Victoria. El arqueólogo invitado hablará también de las fábricas de juguetes colectivizadas y utilizadas como fábricas de municiones, así como de los refugios que hubo en comercios, negocios, fábricas y casas privadas. La mayoría eran refugios subterráneos y de los privados no quedan evidencias, ya que tras la guerra fueron amortizados o utilizados como trasteros. En el libro Història i Memòria. La Guerra Civil Española, editado por el Institut d’Estudis Comarcals de la Marina Alta (IECMA), aparecen varios testimonios orales que aluden, por ejemplo, a la existencia de un subterráneo bajo el Forn de Pons que era utilizado como refugio de emergencia por la gente. Pero sin duda, el más importante fue el del castillo. Josep A. Gisbert recuerda que se proyectaron varias galerías y solo se terminó una, que hoy conocemos como túnel del castillo. Este debería estar cruzado por una segunda galería cuya construcción se interrumpió con el fin de la guerra. Se habían abierto no obstante las dos bocas, una en la prolongación del Carrer Temple de Sant Telms y la otra en Les Roques, alrededor del Carrer Santíssima Trinitat, que posteriormente fue utilizado como alcantarilla.
Gisbert ha remarcado el papel de las imágenes para reconstruir todos aquellos momentos. Las fotografías son pocas y quienes vivieron aquellos hechos en primera persona son cada vez menos. Para avanzar en el proyecto, que contempla la catalogación de inmuebles relacionados con la guerra y la República, nidos de ametralladoras y, en una segunda fase, cuarteles de carabineros y arquitecturas domésticas o elementos de ornato, es de gran valor contar con material gráfico, del que sí se dispone para la época anterior, entre los años 1870 y 1920, gracias a los álbumes de fotografías familiares.
Gracias al coleccionismo, explica Josep A. Gisbert, se han salvado y se está poniendo en valor la adquisición de fotografías. Cita el caso de un lote de 8 fotografías de Dénia tomadas en marzo de 1936, justo antes de que estallase la guerra, extraídas del álbum de un profesor de idiomas. En este caso, fueron a parar a una tienda de coleccionismo, salieron a subasta por 149 euros pero no encontraron comprador. Son imágenes que hablan de una época y ofrecen detalles importantes sobre el momento. En el citado caso, por ejemplo, la densidad de edificaciones, la estética de la carretera de Les Rotes, la decoración interior y el mobiliario de las casas, la vida doméstica o las ‘rotas’ de los años 30. Pequeños tesoros que hablan por sí solos.