Vínculos afectivos… (No dependencia emocional)

Verónica Monsonís (*)

El establecimiento de vínculos afectivos es un proceso que tiene lugar durante el desarrollo de toda nuestra vida como resultado del intercambio comunicativo no solo entre padres hijos, sino con todas las personas de nuestro entorno. Debemos tener en cuenta que es fundamental establecer unos vínculos (relación) adecuados que nada tienen que ver con crear una relación de dependencia emocional.

Ya desde el momento en que el bebe está en el vientre de la madre, se va creando un vínculo afectivo muy especial: el bebe da patadas, se mueve, la madre acaricia su tripa, le dedica tiempo a hablarle y a pensar en él… Esta manera de comunicación contribuye a que se establezca un vínculo afectivo, que continuará y se hará más profundo cuando el bebe nazca, a través del llanto, de la mama, de miradas, de sonrisas, de besos, etc.

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Así podemos decir que, el periodo más importante para establecer vínculos afectivos se encuentra entre el periodo de gestación hasta los tres años. Pero no hay que olvidar que aunque se adquiere en la infancia debe continuar en todas las etapas del desarrollo.

La creación de un vínculo afectivo es esencial para un adecuado desarrollo psicológico. Por eso, los padres debemos tenerlo muy en cuenta a la hora de educar a nuestros hijos, ya que si establecemos una relación afectuosa permanente y continua, fortaleceremos su autoestima y contribuiremos a un buen desarrollo en su salud mental.

El cariño presente en todas las tareas educativas es el que fortalece y da un equilibrio, haciendo más fácil que las normas se establezcan y se cumplan. En la familia se experimenta una red de lazos afectivos, cuando se vive una relación de confianza, comunicación, comprensión y afecto.

En la infancia, los juegos y situaciones de la vida cotidiana como el baño, la comida, etc., nos ayudan a establecer lazos importantes con nuestros hijos; en la preadolescencia lo haremos a través del diálogo, pues ellos necesitan expresar abiertamente lo que piensan y sienten. En la adolescencia, que es una etapa difícil, es cuando los vínculos se ponen a prueba; por ello, es aconsejable que nos pongamos en su lugar y reforcemos esos vínculos que establecimos en su día y que hemos ido cultivando en todas las etapas del desarrollo de nuestro hijo. Es una etapa en la que demostrarles empatía es fundamental: atender a sus mensajes, a sus sentimientos, darles comprensión y apoyo, y dedicarles nuestro tiempo, sin prisas.

Recuerda que crear vínculos afectivos es bastante sencillo, pero mantenerlos no siempre es fácil, pues debemos reforzarlos y cuidarlos de forma continua durante toda la vida.

(*) Psicóloga. Master en Psicología Clínica. Experta en Atención Temprana.

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