INÉS ROIG (*)
Los suplementos vitamínicos para mujeres son los últimos en llegar a las farmacias. Pero, ¿tiene sentido que esta clase de complementos sean específicos para ellas? La respuesta es sí.
Aunque no deben tomarse como sustitutivos de la dieta normal, sino como complementos. En los periodos menstruales, previos al embarazo, en el embarazo, en la lactancia y en la menopausia son recomendables. Es fundamental adaptar ese «extra» de vitaminas a las necesidades de cada etapa de la vida de la mujer.
La menstruación: Se puede combatir el cansancio que a veces genera la falta de hierro que se produce durante la regla con una dosis de vitaminas, prestando especial atención a – La vitamina E: Beneficiosa para controlar la retención de líquidos y evitar la irritabilidad. Esta vitamina la podemos encontrar en los frutos secos.
– La Vitamina C: En esta etapa se pierde mucho hierro a través del sangrado. Esta vitamina ayuda a su absorción. Está en las frutas y las verduras.
– La Vitamina A: Disminuye el dolor e hinchazón del pecho. Podemos encontrarlas en el hígado, la zanahoria, la mantequilla, los huevos y las espinacas.
– La Vitamina B: Dentro de este tipo de vitamina, la B12 y la B6 están especialmente recomendadas. La vitamina B12 está en la carne, el huevo y los lácteos, consumirla la semana antes a la llegada de la menstruación hará que nos sintamos menos cansadas y fatigadas. La vitamina B6, la encontraremos en frutos secos, legumbres, huevos y carne.
Previo al embarazo: Es recomendable reforzar las vitaminas para que comience la gestación en las mejores condiciones posibles. Se recomiendan alimentos ricos en yodo, fundamentalmente lácteos y pescados, así como fomentar el uso de sal yodada. La utilización de los folatos durante este periodo disminuye el riesgo de malformaciones del tubo neural y otras malformaciones, cardiacas, urinarias y labio leporino. Se recomienda el suplemento de ácido fólico desde 1-2 meses antes del comienzo del embarazo y una dieta sana y rica en ácido fólico, presente en verduras de hojas verdes, lentejas, aguacates, nueces y frutos secos, frutas…
Embarazo: Es la etapa en la que las mujeres están más concienciadas con la importancia de la alimentación y los nutrientes. Tomar suplementos vitamínicos prenatales asegura la ingesta de las cantidades extra necesarias de yodo, hierro y ácido fólico. El hierro se absorbe más fácilmente si los alimentos ricos en hierro se toman junto con alimentos ricos en vitamina C, como pueden ser los cítricos o el tomate. De la misma manera, algunos alimentos, como el té, el café y los cereales de grano entero, pueden dificultar su absorción Una dieta equilibrada debería aportar el resto de vitaminas y minerales que se necesitan durante el embarazo.
Menopausia: Se aconsejan tratamientos complementarios para disminuir la frecuencia e intensidad de los sofocos y mejorar otros síntomas típicos de la menopausia, como disminución de la libido, la sequedad de piel y los derivados de la osteoporosis. Para reducir los sofocos es recomendable ingerir alimentos ricos en omega 3, antioxidantes, vitaminas C y E y complementos alimenticios con isoflavonas de soja. Seguir una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y pescados como el atún o la sardina. También se debe aportar calcio a la dieta, en forma de suplemento en pastillas si no se ingieren lácteos suficientes. Las infusiones a base de melisa, salvia y trébol rojo ayudan a encontrarse mejor. Se debe realizar ejercicio aeróbico durante 1 hora al menos 3 días a la semana, al aire libre si es posible, para favorecer el metabolismo de la vitamina D.
(*) Farmacéutica