¿Puede cualquiera correr un maratón, sin arriesgarse a lo peor?

INÉS ROIG (*)

En España no es necesario un chequeo médico para participar en estas carreras. Expertos debaten si se trata de un error. Los amantes del atletismo popular, suelen quejarse, y no sin razón, de que las carreras rara vez son noticia. Salvo que alguien fallezca, lo que realimenta la polémica sobre si cualquiera puede meterse en el berenjenal de correr tantos kilómetros. O si se puede pasar de no hacer nada de deporte a cruzar la meta aunque no se gane, en menos de un mes.

En los últimos años se ha perdido mucho el respeto a las pruebas de larga distancia. Participa gente con poca preparación, lo que puede provocar alteraciones importantes del sistema renal, destrucción masiva de músculos o golpes de calor. Pero sobre todo se compromete el sistema cardiovascular. Antes de empezar a hacer deporte de manera continua, todo el mundo debería hacerse un sencillo reconocimiento. De este modo, descartamos cualquier trastorno del corazón en los jóvenes menores de 35 años, así como las cardiopatías isquémicas o coronarias en pacientes de mayor edad. Solo con esto podríamos evitar el 90% de los casos de muerte súbita en deportistas.

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Esta clase de exámenes deben realizarse a atletas de todos los niveles. En cardiología deportiva se revisa el historial clínico del paciente, sus antecedentes familiares y se realiza un electro y un ecocardiograma para descartar problemas cardíacos. A continuación, se efectúan una serie de pruebas de esfuerzo para determinar el límite de seguridad (la velocidad o nivel de esfuerzo máximo a la que los órganos funcionan correctamente). En España no todos los corredores lo hacen y tampoco hay una ley que prohíba participar en competiciones deportivas por causa médica.

Entonces, ¿es normal que la muerte se lleve por delante a deportistas experimentados y bien entrenados? ¿Cómo puede fallar el corazón de un corredor avezado? La clave podría estar en el ADN.

A veces, el enemigo no está en el asfalto, sino en nuestro código genético. Existen múltiples patologías cardíacas determinadas por el ADN que pueden predisponer a la aparición de arritmias y de muerte súbita. La razón: una mala codificación de las proteínas responsables del funcionamiento del corazón.

Para los más recelosos, existe una forma de conocer de antemano sus credenciales genéticas. Además de detectar la predisposición a ciertas cardiopatías responsables de muerte súbita, los genes nos informan de otras muchas cualidades del atleta. Se han identificado 200 de estas unidades de información que determinan la fuerza, la resistencia o la rapidez. Eso sí: solo son pistas. El gen para correr maratones no existe.

La sugerencia a deportistas menores de 25 años, es acometer un buen estudio cardiológico junto a análisis genéticos para descartar mutaciones que predispongan a arritmias o a miocardiopatías hipertróficas. Para los mayores de 25 existen otros estudios de genes que ponen de relieve la predisposición a padecer enfermedad coronaria con riesgo a infarto de miocardio prematuro.

Si los resultados no son óptimos, no hay que desalentarse: En estos casos, la estrategia preventiva pasa por la intervención nutricional y por llevar a cabo de un plan de entrenamiento adecuado a sus capacidades.

(*) Farmacéutica

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