En Cataluña han planteado abanderar una playa para homosexuales, de ese modo, dicen demostrar el concepto de igualdad ante ese grupo de la bandera del arco iris.
Podrían acotar un tramo para rubios, otro para bajitos, algún trocito de arena para extranjeros del norte y otros para los del sur y así… colmar el disparate.
Cierto es que se abren playas para perros, porque los perros pueden molestar a algunas personas en otras playas para todos.
Por otra parte, vuelven a subir las cifras de muertos en accidentes de tráfico, una vez más se culpa a las carreteras en mal estado o a los coches también en malas condiciones.
Parece lógico que el conductor debería estar preparado para decidir no viajar a 120 kilómetros por hora si la carretera no está para esas velocidades aunque haya mil señales que lo permitan.
Es decir, si alguien nos dice que nos tiremos a la piscina desde el trampolín de diez metros, lo haremos y después nos quejaremos porque la piscina estaba vacía… es de pena.
El verdadero problema es que los exámenes para obtener el carnet de conducir no están orientados a una enseñanza seria y bien dirigida, el conocimiento de las normas no significa el criterio de saber aplicarlas o de tener la habilidad y reflejos para resolver imprevistos.
Se insiste en los radares ocultos cuando ya se ha dicho hasta el hartazgo que son más efectivas las presencias de autoridades bien a la vista, momentos en que todos levantamos el pie, que es de lo que se trata y no de seguir a doscientos, multados y sin saberlo.
Así las cosas, el resumen es que estamos muy lejos de ser coherentes, muy lejos de ser capaces de solucionar problemas que no deberían existir, no parece haber criterio ni sentido común para dar soluciones sencillas a problemas tan graves como los miles de muertos en accidentes de tráfico o colectivos que se los diferencia por su sexualidad cuando nos llenamos la boca diciendo que no somos racistas ni sexistas, xenófobos ni clasistas…
Las razones de la sin razón… de pena.