Con este artículo culmino los dedicados a conocer la actividad laboral de Jávea entre 1871 y 1880 y donde nos damos cuenta de cómo ciertas actividades o profesiones han desaparecido de la vida cotidiana y de nuestra sociedad. Hoy vamos a presentar unas actividades cuya función está abierta al público.
El estanquero es la persona que está al frente de un estanco. Pero el estanco es una tienda que vende un bien al público a cambio de un ingreso al fisco. En general venden tabaco y sellos postales y papel de Estado, realizando una gran labor como método de recaudación de impuestos para el Estado. El estado autoriza a los particulares y por ello estas personas tienen un status distinto al de los comerciantes. Eran estanqueros Vicente Castelló Beltrán y Juan Mayor Bertomeu.
El abacero es la persona que regenta una tienda en la que se venden aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, y otros comestibles al por menor. Pues bien, en aquella Jávea de final del siglo XIX eran abaceros Juan Bta. Bernabeu Cruañes en Duanes de la Mar, Simón Miñana Palacio, Antonio Seré Bertomeu y Bautista Vallés Llidó.
Hay alfareros cuya industria está establecida en las afueras de la población. José Cruañes Bas en la Soberana, Pedro Cruañes Bas en Santo Domingo, José Cruañes Miñana en la partida San Juan, y Juan Cruañes Miñana en la calle de San Ignacio. Otros alfareros son Gaspar Espasa Ros y Francisco Sendra Arlandis.
Sastres eran Cristóbal y Esteban Albi Palacio que tenían su actividad en la calle En Grenyó y Vicente Malonda Torres, procedente de Teulada, en la calle Mayor. Tenemos también una actividad casi relacionada con la anterior, la de costurero que desarrollaba José Soriano Albuixech procedente de Ontinyent.
Por último en esta variedad de profesionales encontramos a los tejedores cuyo origen está en Alcoy y en Ontinyent. Tenemos entre estos profesionales a Manuel Espasa que vive en la calle de la Soledad y Miguel Miralles Sempere que procede de Alcoy; Francisco y Salvador Selva de Dios y José Selva Orts procedentes los primeros de Ontinyent y el último de Elche. Todos tenían su domicilio en la Calle del Horno.
Un estudio en profundidad de estas actividades nos proporciona una imagen de cómo se desarrollaba la vida en una villa que estaba amurallada al comienzo de la década que hemos tratado y al concluirla el recinto se había expandido. Es interesante el ir haciendo catas en la historia con diversas fuentes para tener una perspectiva del devenir histórico. ¿Qué ocurriría si en la actualidad se hiciera un estudio de la actividad profesional de nuestra villa? Posiblemente encontremos funciones que con el devenir del tiempo vayan cambiando. También las palabras tienen diversos sentidos y a veces su significado es distinto y no tiene el mismo concepto en una época que en otra. Desde la época estudiada han pasado 130 -140 años y hemos descubierto funciones que hoy no existen pero que en aquel momento eran importantes. Los tiempos actuales cambian con celeridad y aparecen y desaparecen profesiones con rapidez. Los telégrafos han desaparecido, pero han aparecido nuevas formas de comunicación: móviles, ‘guasaps’ internet… Cuando la incineración de cadáveres esté generalizada desaparecerá todo el entorno profesional de los cementerios y sepultureros o enterradores… pero tendremos al incinerador… Los tiempos van cambiando de forma acelerada.