La vida laboral de Jávea entre 1871 y 1880. (XIV: Funcionarios (1)

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En el estudio de estas actividades de la vida de Jávea entre los años 1871 y 1880 hay una clase en cierto modo privilegiada por cuanto tenía el salario seguro frente a la inseguridad que padecían los labradores y los marineros o pescadores. Son los que podemos denominar funcionarios y que forman una clase social interesante. Aquí he incluido a una serie de actividades muy variadas pero que creo todas tienen el denominador común de estar en una nómina: telegrafistas, administradores, serenos, empleados del ayuntamiento, de la aduana, enterradores y morberos, empleados del faro, etc.

Es interesante ver como hay profesiones que existían en aquella época y ahora no existen como es el caso del morbero, función que en época anterior se le asigna al capitán del puerto y cuyo cometido era el de vigilar el desembarco de personas y mercancías procedentes de lugares sospechosos de padecer la peste. Tras la inspección de la embarcación si había causa se la sometía a cuarentena por un tiempo variable. Al morbero también se le llamaba Cabo de Sanidad. Pues bien, en Jávea el morbero era Francisco Mata Blasco que además vivía en la calle de Loreto, junto a la puerta del mar y en el interior del recinto de la muralla.

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Otra institución era el Hospital que estaba situado en el carrer avall. Pues bien, nos encontramos con un personal que se adscribía al Hospital independientemente de los médicos que hubiera. Eran los administradores del Hospital Lorenzo Castells, Gaspar Catalá Diego.

Era enterrador Miguel Feliú Piera que vivía junto al hospital y Francisco Ribes Codina que viviendo en la partida de San Juan, se autodenomina sepulturero.

Una figura que tiene incluso canción es la del sereno, por cuanto por la noche, en sus rondas, cantaba la hora (en los hogares no había relojes) y decía el tiempo atmosférico que hacía. De ahí que siendo la mayoría de las veces el tiempo ‘sereno’ quedó definido por esta denominación. ‘Las once y sereno’ cantaba a las once de la noche y si el tiempo no era ni desapacible ni tormentoso o frío añadía la palabra ‘sereno’ como un tiempo sin inclemencias, cielo claro y despejado de nubes o ‘gotetes’ se había presencia de esas pequeñas gotas que presagian mayor cantidad de lluvia.. Al mismo tiempo era la persona que velaba por la seguridad del vecindario y se ocupaba de la iluminación. Pues bien, eran los serenos en esos años José Cayetán Diez que vivía en la calle de San Antonio y Francisco Cholbi Agrasot que vivía en la casa Hospital de Caridad, en el carrer avall. Estos funcionarios se acompañaban de un pito para llamar la atención o avisar de su cercanía o dar la alarma en caso de necesidad y como muchas veces lo hacían sonar por incidentes mínimos, se terminó por no hacerle caso. De ahí esa expresión popular, ‘ser como el pito del sereno’ que las más de las veces tenía carácter denostativo de no hacer caso a las opiniones de una persona.

La semana pasada cambió la hora y ahora se habla del cambio para adaptarla a nuestro entorno geográfico más cercano. Ahora es cuando entiendo que mi abuela decía hora nova u hora vella para referirse a la hora que se había cambiado por el gobierno de España. Era una forma de entender el cambio, como cuando ahora decimos ha costado tres euros y alguien dice: son o eran 500 pesetas. ¿Cómo cambian las cosas?

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