Verónica Monsonís (*)
¿Qué es la Inteligencia?
Sacar buenas notas, hacer bien los test que nos hacen los orientadores del colegio, tener muchos amigos, que se te den bien las matemáticas, tocar bien el piano, saber dibujar, ser capaz de resolver distintas situaciones difíciles, buscando soluciones acertadas y ser capaz de inventar y crear nuevas cosas… ¿Cuál eliges?
Efectivamente esta última opción: La Inteligencia es la Capacidad de Resolver Problemas y Ser Creativo.
Por otro lado, tenemos que pensar en la siguiente cuestión: Los problemas que resolvemos o las cosas que creamos, ¿son siempre del mismo tipo? Hay muchas situaciones que vivimos y nos encontramos a diario que son diferentes y que requieren que resolvamos un problema, que encontremos una solución, o que inventemos o creemos algo. Cada situación nos pide que utilicemos algo distinto de nosotros mismos: el lenguaje para convencer a mi madre y plantar un huerto, las matemáticas para saber cuándo podré comprarme la Wii, mi cuerpo para ganar el concurso de baile o, por ejemplo, mis manos para dibujar, coser, recortar, pegar… y así crear el disfraz de calabaza con las cosas que encuentre por casa. Vemos como no todas las situaciones y problemas necesitan que activemos la misma inteligencia.
Howard Gardner en el año 1983 hablaba de 7 inteligencias, es decir, de siete formas de aprender. Su teoría plantea la inteligencia no vista como algo unitario, sino como un conjunto de Inteligencias Múltiples, distintas y semi-dependientes. De este modo cada persona destaca por unas capacidades otras, lo que contribuye a un correcto aprendizaje. Es como si pensásemos que en lugar de un cerebro, tenemos siete, cada uno funciona de manera diferente y utiliza información distinta para trabajar. Las inteligencias son: espacial, lingüística, musical, naturalista, corporal, matemática, emocional (intra e interpersonal).
Concluyendo, se trata de descubrir las aptitudes en las que cada niño destaca, descubrir sus puntos fuertes por tal de crear una forma de aprender de manera más individualizada. Si descubrimos en qué áreas/inteligencias es más competente, podremos crear un programa educativo individualizado. Esas áreas fuertes sirven además como puente para trabajar otras áreas en las que se siente menos competente y tiene más dificultad. Por ejemplo imaginemos trabajar las matemáticas desde no solo el lenguaje y la lógica, sino a través del movimiento, la música, lo viso espacial, la naturaleza o lo emocional.