El pleno de Dénia dice no al centro de ocio del puerto

El pleno exige la paralización del centro de ocio en el puerto

PSPV y Compromís lo califican de “atentado medioambiental” y el PP dice que será una actuación sostenible

El equipo de gobierno ha anunciado que batallará en todos los frentes posibles para conseguir que no se construya un centro de ocio y hostelería en la zona del puerto conocida como la de los tamarindos. El primer paso ha sido aprobar una moción exigiendo a la Conselleria que paralice el proyecto. En el pleno, celebrado el jueves, votaron a favor de la paralización PSPV, Compromís y Gent de Dénia mientras que PP y VOX lo hicieron en contra.  

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            La iniciativa alerta del fuerte impacto medioambiental y urbanístico que supondría levantar un edificio privado de grandes dimensiones en un espacio actualmente ocupado por dunas y vegetación, elementos naturales que actúan como barrera de protección frente a temporales y fenómenos climáticos. El documento también denuncia la ausencia de diálogo institucional entre Puertos y el Ayuntamiento, además de advertir que esta infraestructura competiría directamente con la oferta hostelera y de ocio ya existente en la ciudad.

            La moción incorpora además el rechazo ya expresado por buena parte de la ciudadanía. Además, desde el Ayuntamiento se exige el correcto mantenimiento, limpieza y renaturalización del entorno del Raset en lugar de su privatización; y convocar de forma urgente el Espai Port-Ciutat como espacio de participación y diálogo con el Ayuntamiento.

            La portavoz socialista y concejala de Territorio, Maria Josep Ripoll, comentó que los efectos del cambio climático exigen reforzar las dunas y la vegetación “y no debilitarlas con construcciones permanentes”. Ripoll señaló que “del procedimiento de la licitación de la explotación de este espacio, que ha generado un notable malestar en buena parte de la ciudadanía, el Ayuntamiento de Dénia no ha sido ahora directamente informado, a pesar de que la decisión afecta directamente al modelo económico, urbanístico y ambiental de la ciudad”. A su juicio del equipo de gobierno, esta circunstancia supone una “falta de respeto institucional”.

            Ripoll argumentó también que el proyecto dañará la regeneración dunar y producirá una “evidente sobreexplotación sobre un área de Dénia que ya cuenta con una amplia oferta hostalera y de ocio”. Opinó que el jardín dunar de 1.750 m2 que pretende realizar la Conselleria, como contrapartida al centro de ocio, es insuficiente. Y añadió que todo esto choca con el rechazo de Puertos a la construcción de un instituto de Formación Profesional especializado en la familia marítimo-pesquera en zona portuaria, alegando que había que preservar las plazas de aparcamiento y que el edificio deterioraría la imagen de la fachada marítima.

            Por su parte, el portavoz de Compromís, Rafa Carrió, manifestó que lo que se pretende hacer es “interponer un mamotreto entre las dunas y los tamarindos”. Culpó a la administración autonómica de haber dejado que esta zona se degrade. Y fue rotundo al afirmar que la construcción de un beach club supondrá “un atentado medioambiental, un empeoramiento de la economía y un menosprecio a la ciudad”. Además, comentó que no se ha realizado ningún estudio ni se ha consultado al sector hostelero. En su opinión, el centro de ocio favorecerá únicamente intereses privados y la posibilidad de que se puedan tomar copas al borde del mar durante unos meses.

FONT: “BUENO PARA EL RASET”

            Desde el PP, Pepa Font aseguró que será “una actuación sostenible, compatible con la actividad económica y que va a preservar el cordón dunar”. Pero matizó que todavía no existe un proyecto definido porque aún no se ha adjudicado. Tres empresas han mostrado su interés en actuar en la zona: Norvan Port, S.L., que presentó la propuesta en 2019; Baleària Puerto Natura, S.A.; y Fomento, Infraestructuras y Proyectos, S.L., que según ha indicado la concejal han manifestado también su voluntad de concurrir a la licitación.

            Font insistió en el pleno en que será “una actuación de calidad” y que se implantará una actividad que actualmente no presente en Dénia. Según la concejala popular el beach club “será una oferta de máxima calidad”, que no competirá con la actual y “que no romperá el equilibrio de la oferta de restauración actual”. En su opinión, “será bueno para el Raset, “respetuoso con el entorno y “atraerá gente con poder adquisitivo”

En cuanto al instituto Gent de Mar, la portavoz popular comentó en el pleno que hay pocos estudiantes de FP que quieran cursar estudios relacionados con las actividades marítimo pesqueras.

            Su conclusión es que el centro de ocio y hostelería “dará un valor añadido al puerto”, la primera industria de la ciudad, como ella subraya. Pepa Font ha recordado que el puerto, con alrededor de 100 empresas instaladas, da trabajo directo a 1.125 personas e indirecto a 7.500, generando un beneficio inducido de 15 millones de euros. “Es el puerto más importante que gestiona la Generalitat Valenciana y es responsabilidad de quien está al frente apostar por él y hacer las cosas bien”, ha añadido.

Respecto a la oposición vecinal, la portavoz popular apuntó que hay una parte importante de la población que está de acuerdo.

VIDAL: “NO SON ACTIVIDADES SOCIALES”

            Félix Redondo, de VOX, insistió en el pleno en que la zona de los tamarindos lleva degradada hace más de diez años. Explicó que para lo único que sirve es para que algunas personas hagan sus necesidades allí o para mantener encuentros entre parejas. Recordó que este proyecto fue aprobado durante el gobierno del Botànic y que ha seguido su tramitación.

            El concejal de Gent de Dénia, Mario Vidal, dijo que, si la zona de los tamarindos está sucia, es porque Puertos no ha realizado el mantenimiento adecuado. Su grupo está en contra de la actuación anunciada por Conselleria debido a razones medioambientales. “Van a cambiar las dunas naturales por artificiales”, dijo Vidal. Además, consideró ilógico que se vaya a dar una concesión por 30 años y con un canon de 30.000 euros en estos terrenos para realizar actividades no sociales ni culturales mientras que la Conselleria cobra tasas al Ayuntamiento por utilizar el Museu de la Mar o por celebrar carreras deportivas.

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