La Survivor Race no es una simple carrera de obstáculos. No se busca ser el más fuerte ni ser el primero en cruzar la meta. Todo lo contrario, porque no tiene carácter competitivo. Su filosofía es otra y nació como una experiencia de superación, compañerismo y diversión. Por eso, cuando participas en una, en ese mismo momento, te das cuenta de que todo acaba de empezar y solo quieres más. Porque, además, está pensada para todos los públicos, de todos los niveles, desde principiantes a personas que entrenan constantemente. Por eso se recomienda hacerla en grupo para que la experiencia sea más apasionante y poder compartir momentos de superación con gente a tu lado. Y, si no tienes con quién ir, siempre encontrarás una mano de un survivor cuando lo necesites.

Este proyecto se ideó y nació en Benissa y ahora se ha consolidado a nivel nacional. Dos de sus creadores son Héctor Bertomeu y Jacob Roselló tras participar en una carrera de obstáculos en Londres en 2013. Dos años más tarde, en 2015, abrieron un gimnasio en el polígono industrial de Teulada y pensaron en organizar una carrera similar como una actividad más del centro. Las dos primeras ediciones se celebraron en Benissa y con más de 1.000 atletas populares. Después pasaron por Moraira, Parcent, Tàrbena, y Gandia.
Ya no había marcha atrás y desde 2018 se dedican exclusivamente a la Survivor Race. El proyecto Lanzadera, dirigido por Juan Roig, les abrió la puerta a nivel nacional y entraron en ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, Vitoria y Alicante. Este año, con motivo del 10 aniversario, repetirán en Madrid en octubre.

Bertomeu comenta que “nosotros planificamos cada prueba con nueve meses, como mínimo, de antelación. Hay que buscar el emplazamiento adecuado, permisos, licencias, etc.” “Es un gran circo, como le llamo yo”, añade, “que va más allá de una simple carrera. Hay que coordinar muchas cosas, desde el servicio médico hasta los puntos de comida, para pernoctar, música en directo y mucho más”. Y tanto porque hay carreras en las que han llegado a reunir a 4.000 participantes, a los que hay que añadir a un buen número de gente que va como espectador. “Pero emprender, y más en España, es eso, una auténtica carrera de obstáculos”, añade Bertomeu.
Héctor y Jacob son auténticos “survivors” porque todo su proyecto estuvo a punto de naufragar a causa del covid. Dos años, 2020 y 2021, sin poder organizar ninguna carrera porque el elevado número de participantes era incompatible con cualquier tipo de medida preventiva. “Estuvimos a punto de tirar la toalla, la verdad, pero la prueba de Madrid de 2022 salió muy bien y nos dio el empuje necesario para seguir”, asegura Bertomeu.

Y no van a dar su brazo a torcer “porque nos gusta y estamos un poco locos”, indica mientras ríe. Y habla en serio porque en sus mentes está abrir más mercado a partir de 2026 y organizar pruebas en Andorra, Sevilla y en las islas Baleares y en las Canarias. “Teníamos un plan para expandirnos a nivel internacional pero el covid lo paró todo”, concluye Héctor. “Sobrevivieron”, nunca mejor dicho, y ahora van a más.