Cosas de la mar de Xàbia (XXIV)

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En este artículo relativo a las cosas de la mar de Xàbia comienzo un apartado nuevo relativo a los protagonistas. Son los hombres que se mueven en la mar como nosotros en la tierra… Son héroes que diariamente tratan de arañar las entrañas de la mar para lograr subsistir. Pero antes quiero hacer una advertencia, porque alguien podría interpretar que los pescadores, los marineros… son considerados ‘cosas’. Se distingue entre cosas y personas como si fueran dos elementos de una dicotomía. No pensamos que con este título general de la serie, estemos ‘cosificando’ a la persona que vive la mar. Las personas no son cosas en el sentido literal de la palabra, sino que lo son desde el planteamiento ontológico. El concepto de cosa sintetiza los conceptos filosóficos clásicos de sustancia y forma. La dicotomía persona / cosa es falsa, pues las personas con cosas, aunque muy complejas.

Expuesta esta consideración pasaremos a hablar de esas personas que viven la mar. Vivir la mar es algo fundamental en sus vidas. Sin la mar, la vida de estas personas pierde sentido.

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He disfrutado preguntando a los que cada día se acercan para ver cómo llegan esas barcas en las que ellos vivieron tantas horas, trabajaron, se divirtieron, durmieron, e hicieron de ese pequeño espacio su habitáculo vital. He quedado asombrado de la riqueza de sus vidas, de su corazón expansivo, de su vitalidad, y de su amor hacia la familia que dejaban cada día para ir a buscar el sustento. Cuando ves sus ojos nostálgicos que quieren mostrar el azul del agua y del cielo en sus pupilas, que miran esperanzados hacia el horizonte, el corazón del interlocutor se aprieta y se cierra como un puño. Su tez morena azotada por la sal es el complemento adecuado a su carisma de pescador.

Hubo un pescador que me dijo que había escrito unas memorias para sus hijos. Yo diría a todos ellos que las escribieran para que sus conocimientos y sus experiencias no se perdieran. Me decía mi amigo Amadeu que me comprara una grabadora para grabar sus voces, pero yo digo, cuando no haya aparatos reproductores no servirán para nada esas voces, pero sí que sus escritos permanecerán. Hace poco me dieron un pequeño número de aquellos disquets cuadrados que podían guardar hasta 1,4 MB. Pues bien los ordenadores actuales no tienen receptáculos para introducirlos y leerlos por lo que no sirven para nada. ¿Qué ocurrirá con los CD redondos actuales?

Pescadores y marineros: si escribís vuestras memorias, los que vienen detrás sabrán de vuestra existencia. Niños y niñas que tenéis abuelos y abuelas: preguntadles y hacedles saber de vuestro interés por su existencia. Ellos se alegrarán de poder contar sus vivencias a sus descendientes y mientras trabajará su cerebro y su memoria e impediréis que algunas dolencias aniden en su espíritu. Hacedles ver que son importantes. No hay nada mejor que sentirse útil para que vida continúe en cada mayor. Pero aun hay más. Hace poco vi a un marinero remendar una red. Su habilidad manual era asombrosa. Otro marinero me enseñaba los nudos que hacía. Pedid a vuestros abuelos y abuelas (también las abuelas remendaban redes en la playa) que os enseñen a hacer nudos y a remendar. Son habilidades que seguro las mostraréis con orgullo y podréis decir a los amigos con aires de superioridad: esto me lo ha enseñado mi abuelo o esto lo he aprendido de mi iaia.

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