Un servidor puede entender que un presidente del gobierno sea mentiroso -prácticamente lo son todos en este país y no pasa nada por desgracia-, y también puede entender que haga lo contrario de lo que dijo que haría -lo han hecho siempre los del PPSOE-, e incluso que se equivoque y meta la pata y que no dimita -aquí no dimite ni el Tato- pero lo que me supera es ver en el Congreso de los diputados a una serie de miserables jaleando y aplaudiendo los recortes de Rajoy a los más desvalidos de la sociedad, a los mileuristas, a los parados, a la sanidad y a la educación. ¿Qué leches aplaudían y jaleaban semejantes desgraciados? ¿Se alegraban que nos estén arruinando y estén acabando con el tejido económico del estado para salvar a las Cajas que nos han estafado? ¿Era eso, porque están ellos y sus compinches conchabados en la estafa?
Qué diferencia, Dios mío, con la ministra italiana de empleo que se puso a llorar cuando anunció la reforma laboral.
Estos «tenen la cara forrà de baqueta» y además son mala gente. Muy mala gente. 
