Las soluciones para la salida de la crisis que se aplican en España -sea por Zapatero o por lo que venga- a las órdenes del capital financiero alemán o francés son muy diferentes, por ejemplo, a las soluciones que plantean los EEUU. Aquí la única solución son los recortes al estado de bienestar acompañada de la entrega de dinero público a los bancos y el mantenimiento del despilfarro -diputaciones, subvenciones gratuitas, senado, armamento, casa real…-. Allá, por el contrario, se prima la creación de trabajo, se eliminan gastos superfluos, se exige la responsabilidad del capital financiero y se toman toda clase de medidas -supresión de burocracia inútil- para favorecer emprendedores y nuevas empresas.
Si encima conocemos el dato -que los trabajadores de la Agencia Tributaria han facilitado- que el fraude fiscal en España es de 44.000 millones de euros anuales -la mayoría, más del 70%- producto de la actividad de las grandes empresas y de los Bancos, estaríamos en disposición de exigir otra salida diferente a lo que nos proponen Zapatero o Rubalcaba o Rajoy. Y que no nos vengan con milongas. 
