La reciente desgracia ocurrida en Finestrat pone en entredicho la política urbanística que los dos grandes partidos -PP/PSOE- han venido aplicando en el litoral alicantino.
El asfaltado de un barranco -práctica habitual de nuestra costa, también en Dénia- y su utilización pública es una vergüenza para su Ayuntamiento en manos del PP (Honorato Algado es su incompetente alcalde). La poca contundencia de la Confederación Hidrográfica del Xúquer en manos del PSOE (Juan José Moragues es su presidente) que se escuda en burocracias inútiles para no hacer nada. La dejación de funciones de la Conselleria de Medio Ambiente en manos del PP (Isabel Bonig) permite actuaciones de este calado. Y la inutilidad de la Subdelegación del Gobierno en Alacant en manos del PSOE (Encarna Llinares en campaña electoral y Pérez Grau de sustituto, dos enchufados del partido de toda la vida sin conocimiento alguno) que no advirtieron del problema que se venía encima han hecho que dos ciudadanos murieran en la avenida de agua del barranco, amén de otros muchos heridos y comerciantes que han perdido sus mercancías. Ninguno de los responsables pagará por sus errores gracias a una justicia que mira siempre para otro lado. Todo normal. 
