Francisco de Sandoval, I Duque de Lerma y V Marqués de Dénia fue uno de los creadores de la «Barcenitis» de la capital del Imperio español. Valido de Felipe III, se hizo inmensamente rico a costa de manejar el tráfico de influencias, la corrupción y la venta de cargos públicos. Consiguió que el rey trasladase la Corte de Madrid a Valladolid (1601) dónde previamente, seis meses antes del traslado, había comprado propiedades que luego serían vendidas al propio rey y a otros miembros de la Corte. Es lo que modernamente se conoce como especulación. Cinco años después, gracias a su influencia y consejo, la Corte vuelve a Madrid tras acuerdos especulativos del duque junto al alcalde de Madrid. Por influencia de la reina, hubo una investigación de las finanzas que fue descubriendo el entramado de corrupción e irregularidades. Empezaron a caer culpables e implicados, entre otros el valido del duque, don Rodrigo Calderón, que fue ejecutado en la plaza Mayor de Madrid. Cuando estaba a punto de caer, el duque aplica una estratagema que salvará su vida: solicita de Roma -pagando, ¡eh!- el capelo cardenalicio -lo hacen cardenal- que se le concede en 1618 y así se salva y se retira a sus posesiones indemne. No me dirán ustedes que Bárcenas no ha tenido buenos maestros en España.