Dr. MARIANO MARTÍN-LOECHES DE LA LASTRA (*)
La ovulación es un proceso dinámico que tiene lugar en el plazo de uno o varios minutos. La porción del folículo que se halla frente a la cavidad abdominal se rompe limpiamente de una manera rápida, y el líquido que llena el folículo (10 a 15 ml) sale fuera, junto con parte de los millones de células contenidas en él, que habían producido las hormonas sexuales femeninas. En medio de este gran número de células, se halla el óvulo, el cargamento más valioso del folículo, rodeado de millones de células protectoras que proporcionan el medio y nutrición para el mismo.
Varias horas después de la ovulación, las fimbrias de la trompa (proyecciones de la misma) han adoptado la posición correcta para capturar al óvulo e impedir así su desaparición en la cavidad abdominal.
A veces, el líquido de un ovario puede fluir a la otra trompa, ya que si es larga y móvil, puede alcanzar el ovario opuesto. El hecho de que los óvulos puedan «cruzar» a la trompa contralateral es cierto, puesto que existen mujeres que se han quedado embarazadas a pesar de la ausencia de una trompa en un lado y de un ovario en el otro.
Una vez en el interior de la trompa de Falopio, el óvulo queda rodeado de un entorno que lo envuelve del mismo modo que cuando se hallaba en el interior del folículo. Ahí empieza a madurar gradualmente, esperando al espermatozoide. Cuando el óvulo madura, son expelidos la mitad de los cromosomas, que se reúnen en una pequeña célula llamada cuerpo polar en el interior de la pared del óvulo. Esta es la señal para conocer que el óvulo se encuentra en el momento idóneo para ser fecundado, con la mitad de los cromosomas en su interior.
Las células que no consiguieron escapar del folículo en el momento de la ovulación, comienzan a crecer y a modificar su producción hormonal. Hasta este momento, prácticamente, la única hormona formada en el folículo era el estrógeno; ahora esta producción disminuye bruscamente, y, en su lugar, el cuerpo lúteo comienza a producir progesterona.
En el curso de la vida de la mujer, la ovulación se repite mensualmente hasta unas 400 veces en total. Es más bien cuestión de suerte cual de los dos ovarios depositará el óvulo: a menudo los ovarios no se alternan de una manera regular cada mes. No obstante, si un ovario es extirpado quirúrgicamente por cualquier razón, la ovulación se seguirá produciendo cada mes en el ovario restante. Sin embargo, la mayoría de los óvulos de la mujer no serán nunca usados. La mayor parte de su casi medio millón de óvulos tienen la misma capacidad teórica de ser fertilizados, pero nunca llegan a madurar por completo sino que, por el contrario, degenerarán gradualmente.
(*) Especialista en Obstetricida y Ginecología.