Reclama agilidad urbanística y colaboración con los empresarios
El presidente del Cedma volvió a aprovechar la gala de entrega de los premios anuales de la entidad para expresar las reivindicaciones del sector. Benito Mestre hizo un llamamiento a la responsabilidad de las administraciones públicas, denunciando la ineficiencia en la gestión de los recursos y la falta de respuesta ante las necesidades reales del territorio. Durante su intervención en la gala del Cedma, manifestó que “al igual que nosotros servimos a nuestros clientes, las administraciones deben servirnos a nosotros. Los servicios públicos no son una concesión, son un derecho que ya hemos pagado”. Sin citar a ningún partido político ni a la Generalitat o a los ayuntamientos, criticó que el incremento de la presión fiscal en los últimos años no se ha traducido en una mejora de los servicios públicos o infraestructuras. “Cada vez se recauda más, pero no sentimos que los servicios mejoren. Al contrario”. Benito Mestre puso el foco en la escasa ejecución presupuestaria de las distintas administraciones, especialmente en el capítulo de inversiones. “No se trata de partidos políticos, se trata de gestión. O mejor dicho, de su ausencia. De egos inflados que olvidan que el dinero público es nuestro”, sentenció. 
Uno de los ejes centrales de su intervención fue la denuncia de un urbanismo desfasado y lento que, según Mestre, lastra la creación de empleo y las inversiones en la Marina Alta. “Estamos trabajando con planes urbanísticos de hace 30 o 40 años. Una licencia de actividad puede tardar dos años, una DIC entre cinco y seis. ¿Y el PAI de los Oquins? Más de 20 años encallado”, recordó, en referencia a uno de los proyectos más paralizados de la comarca. Además, anunció que este año Cedma impulsará, junto con la Uned, un proyecto centrado en cómo hacer viable la agricultura en la comarca, como herramienta para frenar el despoblamiento, prevenir incendios forestales y generar valor paisajístico, económico y turístico. “Tenemos bodegas que elaboran vinos espectaculares como Xaló o Trenza, y aceites premiados a nivel europeo. ¿Por qué no apoyar decididamente al sector agrícola local?”, se preguntó, citando también el ejemplo del productor Héctor, que recientemente se ha atrevido a elaborar su propio vino. Sobre la problemática del acceso a la vivienda, Mestre rechazó que el alquiler turístico sea el principal culpable. “Estamos en una comarca turística, no en Madrid o Barcelona. Las viviendas de uso turístico ya fueron concebidas como segundas residencias. El problema es la falta de vivienda pública, la pérdida de poder adquisitivo y la inseguridad jurídica de los propietarios. Demonizar a los empresarios es una excusa fácil que evita abordar las verdaderas causas del problema”, afirmó. Mestre también puso en valor el trabajo de Cedma para acercar el mundo educativo al empresarial. Comentó que “tenemos que abrir nuestras empresas a los jóvenes en formación. Luego nos quejamos de que salen del instituto sin saber trabajar, pero no hacemos nada por implicarnos”. El presidente de CEDMA expuso la propuesta del Cercle para poner en marcha un autobús eléctrico como alternativa provisional al proyecto paralizado del tren de la costa. “No es la solución definitiva, pero sí una opción factible, sostenible y replicable en toda la comarca. Ya hemos hecho nuestra parte, ahora solo falta que la administración acompañe”. Para finalizar, lanzó el siguiente mensaje: “Estamos cansados del tópico del empresario insensible. Las empresas tienen que ganar dinero, claro que sí, porque sin beneficios no hay sostenibilidad. Y ojalá ganemos todos, porque así habrá más recursos para mejorar la sociedad. Pero para eso hace falta que esos recursos se gestionen bien”. En la gala se entregaron los premios de este año a Javier Seguí (trayectoria empresarial), Luis Silvestre (sostenibilidad y ética empresarial) y David Alonso Roy (Innovación empresarial) y Juan Carlos Artigues (mejor empresario)
