Los acontecimientos opinables que suceden cada semana sobrepasan mi capacidad de síntesis como para ponerlos todos en este espacio.
El problema es que hay tantos hechos opinables que es muy difícil escoger uno sin quedarse con las ganas de escribir sobre otro y otro… 
Cuántas líneas necesitaría para describir el atentado al respeto de los Españoles reivindicado por Jordi, ese que durante 35 años (más o menos) sostuvo con cara de piedra y hasta dándose por ofendido, que nada sabía de dineros en paraísos fiscales.
Claro que Jordi no es el de la ferretería de la esquina sino el más venerado Presidente del autodenominado país vecino durante todos esos años.
Hombre de bien, respetable y honorable… y nosotros tragando.
Estos son quienes hacen que dudemos hasta de nuestra propia sombra, y de Bárcenas, ese pobre hombre al que hasta Rajoy defendió en su momento.
Y qué decir de las guerras, aviones derribados, niños y civiles de todas las edades, soldados que no saben ni en qué parte del mapa están pero disparan «hacia allí», que lo dice el alto mando, ese que desde el despacho, las fiestas, comilonas y reuniones de poder reparte el baile de millones que generan las ventas de armas y tantos productos que van y vienen por el corredor de las guerras.
Un tímido guiño al nuevo Rey pretendiendo ensuciar su nombre involucrándolo en el caso del cuñadísimo, tema cerrado por la futura transparencia de la Casa Real, como que nos van a contar todo, tal vez dentro de treinta y cinco años alguien se arrepienta y confiese algún chanchullo pero no creo que sea de gran importancia.
Está claro que nos toman por idiotas, nos insultan la inteligencia y con toda seguridad, nos lo tenemos merecido.
