INÉS ROIG (*)
No hay que estirar. Al menos si se hace solo con intención de eliminar las agujetas o para evitar las contracciones musculares. Los estiramientos no evitan el dolor muscular que aparece tras el ejercicio y, según los expertos, ni el calentamiento ni los estiramientos posteriores tendrían efecto sobre las agujetas. Ni siquiera sobre la movilidad. Por lo visto sobreestimular el músculo puede ser tan perjudicial como no estirarlo. ¿Por qué? Cuanta más laxitud más riesgo hay de lesiones de los ligamentos.
Actualmente hay dos grandes escuelas: los que están a favor de los estiramientos y los que los descartan. En lo que coinciden las dos es que la regularidad y la moderación son imprescindibles en todo entrenamiento o planeamiento de ejercicio. Y que los estiramientos requieren un cuerpo preparado para aceptarlos.
Los estiramientos mejoran la elasticidad, son una buena adaptación al ejercicio intenso, ayudan a eliminar toxinas y a aumentar el flujo sanguíneo.
Como norma general, y para evitar riesgos innecesarios, los estiramientos pasivos o forzados no son recomendables con objetivos de salud, aunque lo podrían ser en determinados casos con objetivos de rendimiento. De todas formas, el concepto estiramiento es demasiado generalista. Todo el mundo habla de cuanta intensidad de entrenamiento, tiempo de descansos, pesos, recuperaciones, etcétera, pero cuando se habla de cuanto hay que estirarse parece que no hay límites y que hay que seguir estirando más y más, lo que no tiene mucho sentido.
Hay que ir con cuidado con los estiramientos. Cualquier intento de llevar una articulación de manera forzada (con las manos, con el propio peso…) más allá del límite que nos marca una ligera molestia, puede estar violando una protección creada por nuestro cuerpo. En muchas ocasiones, el cuerpo limita nuestros movimientos porque detecta un problema.
No siempre hace falta incluir rutinas específicas de estiramientos porque sin quererlo, de forma involuntaria, siempre estamos haciendo estiramientos… Es lógico, si pensamos que en todas y cada una de nuestras articulaciones, siempre que algún músculo se acorte por un lado, hay algún músculo que se está estirando por el otro.
La pregunta adecuada no es si hay que hacer o no estiramientos, sino si el cuerpo está preparado para hacerlos, para que los tolere y disfrute de ellos.
El término estiramientos es muy general y antes de nada hay que diferenciar entre flexibilidad y elasticidad, dos conceptos asociados a los estiramientos, muchas veces mal utilizados por la gente. De un modo sencillo podríamos definir la flexibilidad como la capacidad que tienen las articulaciones para lograr el mayor grado de movilidad posible in traspasar los límites estructurales y funcionales. En cambio, la elasticidad es la capacidad del músculo para deformarse y recuperar rápidamente la posición inicial.
Muchas personas entienden que mediante los estiramientos gozarán de una mayor flexibilidad y, por tanto, podrán prevenir lesiones cuando hagan ejercicio. Pero esto no es totalmente cierto. La flexibilidad depende de varios factores: edad, sexo y temperatura, principalmente. Los estiramientos en si dependen de otros factores: de la capacidad de elongación de músculos, tendones y ligamentos sin llegar a romperse, de la estructura anatómica de las articulaciones, de los límites musculares y grasos del cuerpo.
Escoger entre hacer estiramientos o no debe depender siempre del individuo que toma esa decisión y de las razones por las que la toma. A favor del sí, tenemos que está demostrado que los estiramientos estáticos son útiles en la ganancia de flexibilidad y aumenta el movimiento articular. Si son suaves nos producen una posterior sensación de bienestar placentera y nos relajan física y psíquicamente.
Razones para el no: No para aquellos que crean que no poder tocarse la punta de los pies con las manos es un problema de no realizar estiramientos. No es del todo cierto. En algunos casos es un problema de sobrepeso. Cuando estas personas intentan realizar este ejercicio, la grasa abdominal les impide ejecutar el movimiento. En este caso será mejor moverse del sillón y alimentare de forma saludable bajando la ingesta de grasas, antes que estirar.
(*) Farmacéutica