Lamentablemente las cosas son tan claras que la semana pasada pude acertar con los resultados electorales.
Como yo, estoy convencido que varios millones de españoles también acertaron en esta previsión. 
Peor es que haya que dar la razón a Gandhi cuando dijo: «si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados».
Por fin una excepción a la regla, «a río revuelto no ganó nadie».
Durante esta semana los grandes de la pluma crítica han dado sus opiniones, la que más me impactó fue la de Forges, un genio conseguido gracias a un conocimiento profundo de la más profunda España que analizó y sentenció en un breve artículo sobre sus pensamientos que este es un país que se está hundiendo en la mediocridad.
Da algunos datos como ser uno de los diez países que tienen dos universidades de las más antiguas del Planeta y que ninguna de esas dos ni ninguna otra figure entre las ciento cincuenta primeras del mundo.
Un país que fue una potencia capaz de conquistar o invadir casi medio mundo nada menos que con la mayor escoria social hoy no sea capaz de estar a la altura de nuestra era.
La cultura del pelotazo, la corrupción generalizada, porque no nos engañemos, nada de casos puntuales, los raros son los honestos, como dijo Revilla: «muy mal está este país si un señor normal es noticia».
Insisto en que no nos engañemos, Colón fue un pirata que aniquiló a indios americanos junto a sus antecesores y seguidores adelantados y conquistadores, frailes religiosos, reyes y virreyes cometieron atrocidades por conseguir unas tierras que al fin perdieron, otros perdieron su propia tierra durante ochocientos años, hoy a un paso de volver a perderlas.
Todos estos héroes fueron iguales que el hermano de Alfonso Guerra, Ruiz Mateos, Bárcenas y tantos otros que han sido aplaudidos hasta que por fin salieron sus trapitos sucios.
No nos engañemos, Rita y Mariano, Felipe y José María se están salvando ya que nadie levanta la tapa de la olla porque salpicaría tanto que no habría cárceles suficientes.
No nos engañemos, que haya micros en el despacho de un ministro no es el problema, la cosa es qué se dice en ese despacho, se grabe o no.
Total, sí, el pueblo español es el que pierde con la mediocridad de sus dirigentes, aunque no olvidemos qué dijo Gandhi…
